POLIEDRO

¿Aliados o Cómplices?

La definición de las alianzas regionales, marcará la diferencia entre el rezago y el desarrollo en el siglo XXI, por lo mismo, cada país invierte ingentes recursos en investigación, seguridad y diplomacia, para concretar los acuerdos convenientes a su desarrollo y al de la región a la que pertenecen

¿Aliados o Cómplices?
Foto: Especial

La crisis de la globalización, agravada por la pandemia, ha obligado a los países a repensar su política de alianzas y a la conformación de nuevos bloques regionales para impulsar el desarrollo, el comercio y la protección de sus intereses ante riesgos que ponen en peligro la viabilidad de las naciones. 

Con ese enfoque, se han agrupado quince países vecinos en torno a China, conformando el mayor bloque comercial del mundo (RCEP), con un alcance del 30% de la economía y la población mundial. 

Estados Unidos, Reino Unidos y Australia han signado el acuerdo AUKUS. El acuerdo defensivo, implica el alineamiento de sus aliados regionales en la región Indo Pacífico, con el fin de contrarrestar el avance militar de China. 

La ratificación del TMEC, que asocia a nuestro país con la región más competitiva del mundo, con un impacto en 6.5% de la población y del 18.5% del PIB mundial, representa -con todas sus dificultades y las controversias generadas por el cambio unilateral de reglas- la mayor oportunidad para impulsar el crecimiento económico y la participación de nuestro país en la economía internacional. El tratado comercial con América del Norte, implica el 55% del PIB nacional y genera cinco millones de empleos relacionados.

La definición de las alianzas regionales, marcará la diferencia entre el rezago y el desarrollo en el siglo XXI, por lo mismo, cada país invierte ingentes recursos en investigación, seguridad y diplomacia, para concretar los acuerdos convenientes a su desarrollo y al de la región a la que pertenecen.

Por lo anterior, luego del anuncio del gobierno mexicano, dado a conocer en el marco de la visita del dictador cubano Díaz-Canel, debemos preguntarnos: ¿Cuál es el interés superior y el beneficio esperado para nuestro país, de una una alianza regional con los llamados “países progresistas” de America Latina? 

La alianza propuesta está claramente al margen de la agenda de crecimiento económico, de unidad latinoamericana y del desarrollo integral de la región, a la que nos unen vínculos ancestrales y fraternos de identidad y cultura. La alianza “progresista” es facciosa y tiene un claro sesgo ideológico y político de doble propósito: al interior, busca resolver las presiones internas de los grupos más radicales del sistema y alimentar la estrategia de polarización con los adversarios políticos del gobierno; y al exterior, está orientada a asociarse con gobiernos populistas y autoritarios identificados con la agenda del grupo São Paulo, contrarios a las
libertades y los derechos fundamentales de los ciudadanos. 

La cumbre de “países progresistas”, entre los que se incluye a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, Chile y Argentina , repite la vieja postura del sistema político mexicano, identificado con el nacionalismos revolucionario, para traer al presente, como si fuera novedad, las recetas y los postulados de “los países del tercer mundo” de Echeverría y los “países no alineados” de López Portillo. 

Con el bloque “progresista”, el gobierno pretende ocultar las concesiones que ha hecho al gobierno norteamericano en migración y seguridad, prefigurar una alianza sin horizonte de democracia y desarrollo y materializar la complicidad con los gobiernos autoritarios de la región. America Latina merece mejores gobiernos y un futuro de progreso y libertad. 

 

POR MARCO ADAME 

ANALISTA Y CONSULTOR POLÍTICO 

@MARCOADAME

LSN

 

 

 

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