Columna Invitada

Ayotzinapa: la verdad histriónica

No fueron arrojadas las cenizas al Río San Juan, si no en distintos puntos del ejido de Cocula, ya que restos de tres estudiantes fueron plenamente identificados en los estudios de la Universidad de Innsbruck, en el laboratorio de identificación genética

Ayotzinapa: la verdad histriónica
Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La verdad es una, no pueden existir dos verdades. Según el subsecretario de Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación y titular de la Comisión Presidencial para la Verdad y Acceso a la Justicia (Covaj) del caso Ayotzinapa, Alejandro Encinas Rodríguez, existen diferencias entre la verdad histórica construida por el extitular de la entonces Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam, y el nuevo informe presentado por el funcionario federal.

Hechos que sucedieron hace casi ocho años en Iguala, y en donde se dijo que estudiantes iban a boicotear el informe de la presidenta del DIF, María de los Ángeles Pineda, esposa del alcalde, José Luis Abarca. Al parecer, tomaron camiones para la marcha del 2 de octubre, movilización de la que tuvieron conocimiento todas las autoridades involucradas. 

Se señaló que la desaparición la ordenó Gildardo López Astudillo, alias “El Gil”, sicario de Guerreros Unidos. Hoy se sabe que existió coalición de autoridades y líderes criminales, ya que estos últimos ordenaron recuperar su mercancía y darles un escarmiento ejemplar a los estudiantes.

La verdad histórica señaló que los 43 estudiantes fueron detenidos, ejecutados y quemados en el Basurero de Cocula y esparcidos sus restos en el Río San Juan. Al parecer, los normalistas fueron ejecutados en distintos lugares, incluso, seis de ellos estuvieron retenidos durante varios días con vida y de ahí fueron entregados a un coronel del ejército mexicano, José Rodríguez Pérez, quien aparentemente ordenó su ejecución.

No fueron arrojadas las cenizas al Río San Juan, si no en distintos puntos del ejido de Cocula, ya que restos de tres estudiantes fueron plenamente identificados en los estudios de la Universidad de Innsbruck, en el laboratorio de identificación genética. 

Se había dicho que no se contó con la presencia de elementos de las Fuerzas Armadas, pero ya se acreditó la existencia de un normalista informante de la secretaria de la Defensa Nacional. No solo eso, existen testimonios de la intervención en recorridos, conferencias de prensa y otras acciones de mandos superiores de las Fuerzas Armadas.

Resulta también importante destacar que la existencia de testimonios que sirvieron de base para construir la verdad histórica, habrían sido obtenidos mediante la tortura, practica deleznable y condenada tanto en nuestra legislación interna como en tratados internacionales de los que nuestro país forma parte.

Entre otras cosas, por eso es impreciso decir que es lo mismo el informe de la Covaj y la verdad histórica de Murillo Karam. Sin embargo, eso no demuestra que el exprocurador sea el responsable de torturar a normalistas ni mucho menos de llevar a cabo investigaciones falsas.

Es más, a decir de la fiscalía General de República, va por 20 mandos militares y otros funcionarios estatales y municipales que estuvieron implicados en la desaparición y homicidio de los estudiantes, además de 14 miembros del grupo criminal Guerreros Unidos.

Así que la detención de Jesús Murillo Karam parece ser más un acto histriónico, como en su caso lo fue el encarcelamiento de Rosario Robles, aderezado claro, con los tiempos políticos y de conveniencia, muy característicos de esta cuarta transformación.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

EDUARDOMACG@ICLOUD.COM

@EDUARDO84888581

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