Empecé a escribir a los 7 años. Mi primer poema, dedicado a la amistad, lo declamé en un certamen infantil cuando tenía escasos 8 años. Una década después, a la hora de elegir una carrera, estudié Literatura Latinoamericana. Soy de las que no puede vivir sin escribir o leer algo al día. Como muchas personas que tienen el corazón lleno de letras, sueño con algún llegarles a los talones a Sor Juana Inés de la Cruz o Simone de Beauvoir. Sin embargo, hay un desafío grande detrás: ¿cómo vivir de este talento?
Si nos vamos a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (las llamadas carreras STEM), vemos que la industria está ávida de identificar estos cuadros de jóvenes con talento que pueden catapultar el futuro de las compañías. Una persona que gana premios en matemáticas o robótica puede ingresar a una universidad con beca con mayor facilidad que alguien que gana un certamen literario, por ejemplo. Para quienes vivimos de las industrias creativas, uno de los retos es hacer de nuestra labor algo redituable; sin embargo, después de ver nuestra contribución a la economía, concluyo que necesitamos “cacarear más el huevo”. Necesitamos ser más vocales a la hora de impulsar nuestra industria.
El día de ayer, el Centro de Análisis para la Investigación en Innovación, CAIINO, lanzó un estudio titulado Economía creativa: México y su impacto en la economía nacional. Éste da mucha luz en cuanto a las industrias creativas en México se refiere, por lo que me di a la tarea de entrevistar a Esteban Santamaría, director de dicho centro y coordinador editorial de la publicación.
Las industrias creativas son, de acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, “el grupo de actividades a través de las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales y creativos, cuyo valor está o podría estar protegido por derechos de propiedad intelectual”. Pongamos en contexto a esta industria: el sector automotriz y de autopartes representa cerca del 4% del PIB nacional. ¿Cuánto creen que representan las industrias creativas, de acuerdo con datos de CAIINO? 9.7%; es decir, más de dos veces la aportación del sector automotriz y de autopartes.
Por otro lado, la aportación como fuente de empleo de las industrias creativas es igualmente importante, ya que representa cerca del 14% del empleo nacional, como dio a conocer CAIINO. Aun cuando el porcentaje de aportación a la economía del país es robusto, el apoyo, los incentivos y legislaciones para las industrias creativas son por demás escasas o casi nulas.
¿Qué soluciones vislumbra Esteban Santamaría para estas industrias? Primeramente, presentar una iniciativa de Ley de Economía Creativa; y, segundo, impulsar la profesionalización de este sector, de manera que pueda verse como la industria que es.
Colombia, por citar un ejemplo, cuenta con la llamada “Ley Naranja” desde 2017, la cual tiene como objeto desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas. “El hecho de que exista esta ley para impulsar a las industrias creativas primeramente reconoce el valor del sector y después deriva en incentivos y responsabilidades, así como en políticas públicas ad hoc para las industrias, que hoy no existen en México. Tiene ventajas presupuestarias, pues impulsa a aportar más fondos. E, incluso, promueve la creación de instituciones con el objetivo principal de promover a estas industrias”, me comentó Esteban Santamaría con respecto al caso de Colombia.
Igualmente, “el siguiente objetivo es profesionalizar a todos los involucrados en esta economía, desde abogados hasta creativos. Esto a través de cursos formales e informales que brinden herramientas a los creativos para proteger y comercializar sus creaciones”, profundiza Esteban. “En este tipo de carreras no hay una clase que te vincule en términos de negocios e industria. No solo es enseñar a escribir o a producir una película, sino a cómo vivir de eso. El Gobierno de Nuevo León tiene un diplomado para industrias creativas que tiene como objetivo subsanar esa deficiencia, pero, por ejemplo, no hay materias de propiedad intelectual en muchas universidades de Derecho en el país”.
Otro de los desafíos que me platicó Esteban fue la visión a largo plazo, transexenal y con objetivos claros.
Desde mi perspectiva, fortalecer la economía naranja en México no solo atraería desarrollo y empleo, sino también mejoraría la imagen del país. Reino Unido y Estados Unidos se apoyaron fuertemente en su economía naranja para consolidar la imagen país que tienen actualmente. ¿Qué necesitamos para que México tome en serio a nuestra industria?
POR ITZIAR GÓMEZ JIMÉNEZ
DIRECTORA DE AGENCIA DE COMUNICACIÓN PLASMAR
CAR