La oposición debe crear una nueva plataforma que dé cohesión política hacia su candidatura presidencial del 2024. Su cohesión político-programática facilitará definir la candidatura. Sin resolver el tema organizativo de cómo construir consensos sobre su propuesta programática y cómo construir el gobierno de unidad en coalición, será prácticamente imposible ponerse de acuerdo en una candidatura presidencial común.
La oposición se siente presionada por Morena, dado que éste avanza con sus precandidaturas y da la impresión de que aquella queda rezagada del proceso político. Pero la oposición está en un proceso muy distinto a la de Morena.
Morena no está discutiendo sus postulados programáticos, ni la construcción de una nueva gobernabilidad. Su tesis programática subyacente, con la cual al parecer están de acuerdo todos los precandidatos, es que todo va bien en el país y simplemente hay que seguir por la misma ruta. Más bien está discutiendo la popularidad de una candidatura contra la otra. Están realizando un concurso de belleza (¡aunque usted no lo crea!). En ese proceso, sus aliados simplemente aceptarán lo que diga el dueño del concurso.
La oposición tiene, en este momento, retos distintos a los de Morena. Por ello, debe sentirse presionada, sí, pero por otras razones. Debe construir un instrumento político que no existe aún, que permita aglutinar a la oposición entera, de forma completa y articulada. La organización Va Por México que coaliga a tres partidos es un paso crucial en la dirección correcta. Pero para efectos de la elección presidencial del 2024 no es suficiente. No es suficiente porque es una casa aún demasiado pequeña.
La enorme validez de la coalición Va Por México se cristaliza en mantener la Moratoria Constitucional hasta el 2024 y resistir los embates legales que Morena emprenderá contra el INE en materia presupuestal, como ya lo hizo el gobierno local contra el Instituto Electoral de la Ciudad de México. Ese fue el ensayo de cómo debilitar un órgano electoral si no puedes desaparecerlo por completo.
Pero la oposición sí está urgida por construir una nueva plataforma unificada con los cuatro partidos con registro legal (y, si me apuran, con un quinto) donde todos ellos sean autores de la obra. No se trata de que unos se unan a los otros. No. Se trata de crear un nuevo instrumento unificado, diseñado para ir, juntos, a la elección presidencial del 2024.
Además, esa nueva plataforma opositora deberá incluir las nuevas expresiones de la sociedad civil organizada en México. Ahí reside la gran y reciente novedad en la política nacional. Han surgido, a lo largo y ancho del país, organizaciones de ciudadanas y ciudadanos preocupados y movidos por sus conflictos locales, estatales y nacionales. Y a partir de ese encuentro ciudadano ha emergido una convicción de que el compromiso ciudadano rebasa la inmediatez y, hoy, tiene un compromiso con el futuro del país.
Estamos hablando de millones de mujeres y hombres que trabajan y se organizan en sus comunidades, localidades, rancherías, barrios, colonias, ciudades pequeñas, medianas y grandes. En todo el país existen estos esfuerzos por articular ideas, propuestas, soluciones, visiones de un futuro distinto al que ofrece el gobierno en turno y su partido.
La esperanza de la sociedad suscitada con la promesa morenista se tornó desesperanza, y dio lugar a una nueva decepción. Los que decían que no eran iguales resultaron iguales y, en algunos casos, peores. Por la propia complexión psicológica de los mexicanos, sin embargo, la decepción no se convirtió en apatía o cinismo.
Hoy se está convirtiendo en organización ciudadana dispuesta a trabajar, sin remuneración y con humildad, por construir un México nuevo y mejor. Nadie añora el pasado, y tampoco quieren quedarse donde estamos hoy. La gente quiere avanzar. En ese sentido, el pueblo mexicano es ejemplarmente emprendedor y con la mirada puesta en el futuro.
Existen organizaciones ciudadanas conocidas públicamente y con un nivel de reconocimiento por su solvencia y rectitud, todas ellas de reciente creación. Por ejemplo, Sí Por México, Frente Cívico Nacional, México Unido, Sociedad Civil, Mexicanos Por México, ex Gobernadores, entre muchas otras. Todas ellas, y más, deberán ser parte de la nueva plataforma creada para dar lugar a la reconstrucción nacional. La plataforma deberá contemplar no sólo la inclusión de los partidos sino también la enorme energía ciudadana que se ha desplegado en tiempos recientes.
Ante la selección de un Presidente populista dispuesto a destruir instituciones, sin disponerse a crear nuevas y mejores, además de ignorar el Estado de derecho, la respuesta del lado de la oposición es la de darse a la tarea de la reconstrucción nacional. Esta deberá ser su oferta esencial para el 2024: la reconstrucción del Estado de derecho, la transparencia y la consolidación de órganos autónomos para vigilar y controlar a los funcionarios públicos y sus conductas en el ejercicio del erario público, de la independencia entre los tres Poderes de la Unión y la sana práctica del debate plural, informado y con toda la intención de arribar a consensos sobre los asuntos públicos.
Además, es hora de rescatar al país de tanta violencia contra las mujeres, periodistas y sectores económicos asolados por el crimen organizado. También tocará rescatar la imagen internacional de nuestro país, tan mermada por la irresponsable conducta del Presidente. Como se puede apreciar, la tarea de la reconstrucción nacional requerirá del concurso de la ciudadanía entera por la magnitud titánica del esfuerzo.
Así, mientras Morena sigue con su concurso de belleza y popularidad, la oposición debe construir su nueva plataforma para consensuar su propuesta de reconstrucción nacional y la creación de un gobierno de unidad nacional. Al contar con esa plataforma sólida, estará en los mejores términos para, entonces, acordar la candidatura presidencial capaz de encarnar ese gran proyecto para el futuro de México.
POR RICARDO PASCOE
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MAAZ