TRES EN RAYA

Adán Augusto: nosotros tampoco confiamos en las autoridades

Salió a la calle para escuchar a un grupo de mujeres. Pero dada su reacción, cabe la pregunta: ¿salió a atenderlas o salió para la foto?

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La madre de un desaparecido, que lleva tres años buscándole, pidió —a la vez que lo increpaba— un punto de apoyo y de compromiso al secretario de Gobernación. Le dijo: “yo soy la madre de un desaparecido y por ello no confío en las autoridades, necesito un documento [compromiso] con firma y sello”. La insólita respuesta del funcionario y aspirante a la candidatura presidencial no se hizo esperar: “yo tampoco confío en usted”; si bien después fue matizada con palabras más amables, diciendo que firmaría y sellaría lo que ella deseaba. 

Sí, es cierto, fue Adán Augusto quien salió a la calle para escuchar a un grupo de mujeres. Pero dada su reacción, cabe la pregunta: ¿salió a atenderlas o salió para la foto? Porque la verdad es que su disposición mostró tacto de elefante, falta de empatía y de respeto para quienes pasan por el peor de los momentos imaginables.

¿Culpar a una madre por no confiar en las autoridades, máxime cuando en nuestro país decir “desaparecido” es un eufemismo para mencionar a un asesinado que no aparece? Más de 31,000 desaparecidos en el presente sexenio; en promedio, 25 personas al día. Y ante esta tragedia nacional, que a todos debería azorarnos, Adán Augusto López dijo lo que dijo.

Estamos hablando de las mismas madres de desaparecidos que fueron citadas por autoridades judiciales en razón de los robos a la sede de la CNDH en el Centro Histórico de CdMx; un daño que se les imputó cuando hace meses ellas realizaron una toma de las instalaciones de esa Comisión, la cual guarda un pétreo silencio ante el desdén e ineptitud de las autoridades y que se ha destacado desde hace ya casi cuatro años por no darles correcta, adecuada y suficiente atención a esas y otras mujeres.

Víctimas por partida múltiple. Les han quitado a sus hijos, los han matado (en la gran mayoría de los casos), se desconoce el paradero de sus restos, los burócratas no actúan y cuando finalmente sale el mandamás a recibirlas es para espetarles una respuesta acorde con la de un adolescente y no con la de quien se supone debe conducir la política nacional.

Tal vez Adán Augusto ya está consciente de que él NO será la corcholata del 2024. Solo así se entiende —pero no se justifica— su burda contestación. O tal vez, el pensar que pudiera ser el elegido (todavía sin serlo), le ha hecho querer placearse con víctimas de la inseguridad que priva en el país, saliéndosele su lado soberbio ante personas vulnerables.

Ya lo he escrito antes: Adán Augusto López insiste en exhibir su falta de oficio político. En este caso mostró su desprecio al sufrimiento de las víctimas de la violencia, revictimizándolas.

Atender a los colectivos feministas que protestaban frente a la Secretaría de Gobernación no se limita a salir a la calle (como lo hacía Miguel Osorio Chong hace algunos ayeres); implica escuchar, comprometerse, ser empático y dar la atención necesaria a quienes la están suplicando. Ante todo, entender que se trata de vidas arrebatadas y que lo único que les queda a las madres es la esperanza de encontrar eco a su dolor en las autoridades. Vana esperanza.

Si el secretario no puede soportar la crítica, los reclamos legítimos —y hasta los no legítimos— y buscar la forma de atenderlos, no debe estar en Gobernación y menos aún pavoneándose como el sucesor del ganso cansado. Ante el reclamo por justicia, Adán Augusto dice que no confía en las víctimas. Le tengo noticias: ante la inutilidad de los servidores públicos, nosotros tampoco confiamos en la autoridad.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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