La diversidad se ha convertido en un eje fundamental para cualquier organización. Cada vez se implementan más protocolos y capacitaciones para asegurar el respeto a la diversidad y a promover la multiculturalidad dentro de la fuerza laboral de las empresas. Asimismo, se ha comprobado que existen muchos beneficios para las organizaciones que tienen una plantilla laboral diversa, como más innovación, mayor rendimiento, mejor capacidad para resolver problemas e incluso mayor retorno de inversión. Pero para el sector de la ciberseguridad, el poder de la diversidad puede ir mucho más allá cuando se trata de defenderse de ciberataques.
En el mundo cibercriminal, importan poco las características de la persona siempre y cuando cuente con las habilidades necesarias. Su educación, origen, grupo político, apariencia, entre otras cosas más, resultan irrelevantes cuando el atacante cuenta con todas las habilidades necesarias para el trabajo. El anonimato del mercado del cibercrimen también contribuye a que las personas que conforman los grupos cibercriminales sean elegidas basándose únicamente en sus habilidades. Esto no es lo mismo a lo que se enfrenta el mercado de la ciberseguridad. Muchas personas aún creen que entrar a la fuerza laboral de la seguridad informática es enfrentarse con muchas barreras, años de educación y certificaciones difíciles de obtener. Prepararse para defender al mundo de ciberataques es visto como una carrera larga y costosa.
Esta creencia se comprueba cuando revisamos las cifras, ya que más del 75% de la fuerza laboral en la industria está conformada por hombres del mismo origen étnico, generalmente caucásico, según el reporte de Cyber Degrees. Dentro del porcentaje restante, se encuentran el resto de las posibilidades de género, edad, raza, origen, religión y otras intersecciones que conforman la varidad cultural que existe en el mundo.
Existen muchas áreas de oportunidad y acciones que deben tomar las empresas enfocadas a la ciberseguridad para combatir las brechas existentes. Desde contar con el ambiente y las condiciones necesarias para motivar a que personas de todos los perfiles entren a la industria, hasta asegurar que existen mecanismos internos que fomenten la diversidad. Sin embargo, lo ideal es comenzar por desmitificar la idea de que la ciberseguridad es un área inaccesible. La realidad es, que basta con poner la educación al alcance de las personas para demostrar que es posible desarrollar las ciberhabilidades necesarias para combatir a los grupos criminales.
Por esta razón, Metabase Q pone al alcance de las personas entremientos y programas de educación en ciberseguridad para todos los perfiles; desde estudiantes, hasta personas en puestos ejecutivos. Así, el enfoque está en desarrollar las habilidades necesarias para combatir a ciberatacantes y mantenerlas actualizadas de manera constante. Seguir el camino de la ciberseguridad no es complejo, pero sí requiere compromiso y aprendizaje continuo, para ponerse al nivel de las estrategias de ataque más innovadoras e incluso estar un paso más adelante de ellas.
POR ANAHÍ LIMA
@MetabaseQ / www.metabaseq.com
MAAZ
Sigue leyendo:
Ciberseguridad: la transformación que revolucionará América Latina
El cibercrimen colaborativo amenaza al sector financiero de América Latina
Las mujeres en el mundo de la ciberseguridad