Una obra en tres actos: 1. López Obrador dice que tiene elaborada una lista de sus “opositores” en redes. 2. García Vilchis, el miércoles en ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’, acusa a Denisse Dresser de “descontextualizar” lo dicho por Andrés Manuel (“se refiere a sus más importantes seguidores lopezobradoristas”) no importando que hay videos que demuestran la veracidad de lo dicho por la analista política. 3. El viernes, López Obrador ofrece en su mañanera la lista en cuestión.
¿Cómo se llamó la obra?: “El privilegio de mentir”. Y es que la verdad poco o nada importa en la sección dedicada por este gobierno a descubrir las mentiras. ¿Así o más típicamente cuatroteísta?
Vilchis, mismo siendo desmentida por su jefe, hace como que no se entera y se prepara para su próxima aparición (mañana miércoles) con una nueva dotación de mentiras y descontextualizaciones. Total, tiene el privilegio de calumniar y —ella sí— tergiversar sin consecuencias… Realiza maroma y media y se presenta cada semana para denostar y hacer, precisamente, lo que acusa: mentir.
El país está en llamas, no se sabe cuánto tiempo seguirá así, y si la escalada llegó para quedarse, pero lo importante en Palacio es dar a conocer la lista de los tuiteros que más critican al presidente. Con esas prioridades no sorprenden los resultados del accionar gubernamental. En el colmo de la manipulación, para el gobierno federal resulta que es culpa de los medios de comunicación el informar sobre la violencia que se desató la semana pasada en diferentes puntos de la república.
Algo así como 70 mil mentiras o medias verdades dichas por López Obrador desde la máxima tribuna (Consultora SPIN, septiembre 2021). Tan descarado al mentir o tratar de cambiar la realidad, que el régimen siempre tiene “otros datos” para enfrentar sus propios datos…
Ya desde hace un año, en el colmo del cinismo, se tiene cada semana a Elizabeth Vilchis para acusar a quien cuestione o demuestre que la 4T falsea la información. Increíble la deformación; peor la de quienes creen en él.
Un ejemplo de lo anterior: resurge el programa televisivo/humorístico “El privilegio de mandar”, ese que se conocía en otros sexenios como burla al gobierno en turno. Y ¿quiénes se quejan del mismo? Los youtuberos que asisten a las mañaneras y que aparecen personificados en dicho programa (incluida la presentadora en la mañanera de los miércoles). La misma ralea que no sería conocida en el país de no ser por producciones como la mencionada.
Si a los mexicanos nos pagaran por cada contradicción, hipocresía o mentira de la 4T, a estas alturas seríamos el país más rico del mundo. Y, en el mismo sentido, si en lugar de seguir sembrando encono, la administración pública se pusiera a trabajar, quizá podríamos tener mejores oportunidades de enfrentar tantos problemas.
Desafortunadamente, el nivel de ignorancia en nuestro país es elevado. Solo así se entiende que pasen desapercibidas las manipulaciones y las falsedades difundidas en la hora estelar de las conferencias de prensa. El programa cómico de la TV se queda corto ante la terrible realidad: el privilegio de mentir del que goza la Cuarta Transformación.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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