CASCABEL AL GATO

Íbamos por México. El uno por uno de la alianza opositora

Pese a declararse ganadores en una elección en la cual perdieron 4 de las 6 gobernaturas en juego, puertas adentro los partidos que integran Va por México entrarán en un proceso de reflexión interna

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No es una novedad, pero no por ello deja de sorprender. La alianza Va por México es una reproducción en miniatura del sistema de partidos que se rompió en 2018. Los tres partidos que lo integran recibieron más del 90% de los votos emitidos en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012. En las elecciones estatales del domingo pasado, estos mismos partidos alcanzaron casi el 40%. El PRD perdió su registro estatal en cinco distritos y el PRI en uno. La fuerza más votada de la alianza fue el PAN que alcanzó apenas un 20%.

Pese a declararse ganadores en una elección en la cual perdieron 4 de las 6 gobernaturas en juego, puertas adentro los partidos que integran Va por México entrarán en un proceso de reflexión interna. La cruel e inexorable marcha del calendario electoral deja, sin embargo, poco margen para la audacia. Con el 2023 como siguiente estación en la que destaca la elección mexiquense es difícil ver que el resultado adverso se traduzca en cambios políticos concretos.

Sin embargo, la situación no es la misma para cada uno de los partidos de la alianza opositora. El PAN parece haber asumido la conducción ideológica de la coalición. Esto le da ventaja respecto a los otros dos partidos. De los tres, el PAN es la organización que mantiene un perfil mucho más claro e identificable para electorado.

Por su parte, el PRI y el PRD, si bien con pisos electorales diferentes (el primero sacó 17% de los votos totales mientras que el segundo apenas un 2.7%) parecen enfrentar un problema similar. Su alianza con el PAN ha terminado por desdibujar por completo su identidad y programa.

El caso del PRI es interesante: pudo explicar su viraje neoliberal en los ochenta bajo un discurso modernizador. Luego, en 2012 volvió al poder presentándose como una garantía de orden luego de los desastrosos sexenios panistas. Ese “nuevo” PRI quedó enterrado definitivamente por una corrupción de proporciones bíblicas a nivel federal y estatal. Con una falta notable de liderazgos, hoy se asume como la retaguardia del PAN. Sin una línea discursiva clara ni credibilidad el futuro pinta incierto para el histórico partido.  

En el PRD la situación es aún más dramática. De ser el partido que aglutinó a buena parte de la izquierda electoral, hoy es tan sólo un sello de goma en alquiler cuya única oportunidad de supervivencia son las migajas que dejen sus aliados.

Una cuestión para observar es si este liderazgo ideológico del PAN le permitirá absorber lo que quede de estructura de sus aliados. Si bien esto representa una oportunidad para el PAN en el mediano plazo, en el corto significa que sus aliados pierden volumen político. La reiterada instancia de acercar a la alianza a Movimiento Ciudadano es síntoma de que los números no cierran. Por ahora, la misión es clara: perder el Estado de México sería un golpe definitivo para la viabilidad de la alianza. 

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ
@ADRIANVR7

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