CASCABEL AL GATO

La Comisión de la Verdad en el cambio de régimen

La puerta frente a la que solían reunirse los familiares de desaparecidos en busca de información sobre sus seres queridos se abrió, y se escucharon testimonios

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Campo Militar número 1 fue el escenario de un momento histórico. La Comisión de la Verdad y el Ejército anunciaron el pasado 22 de junio el inicio de un plan de trabajo conjunto cuya finalidad es aportar información sobre lo sucedido durante el infame periodo de la Guerra Sucia, entre 1965 y 1990. 

El significado de ese evento, sin embargo, no se deja comprender sólo desde la narración épica, que sin duda la tiene. La puerta frente a la que solían reunirse los familiares de desaparecidos en busca de información sobre sus seres queridos se abrió y en el estrado se escucharon los testimonios de Micaela Cabañas y Alicia de los Ríos. 

La ocupación de un espacio hasta entonces vedado e impermeable a las demandas de verdad y justicia nos indica que la voluntad política puesta en esa iniciativa logró derribar una primera barrera simbólica. El problema es que del otro lado de esa barrera , las organizaciones de familiares de víctimas se encontraron con un discurso absolutamente anacrónico y desfasado del proceso de justicia que se estaba anunciando en el escenario. 

Y no sólo fue que el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, consideró oportuno rendir homenaje a los soldados caídos en el “cumplimiento del deber”. Si no que su discurso reivindicaba la legalidad de la actuación del Ejército, responsabilizando a los mandos civiles que, también en cumplimiento de la Constitución, le habían ordenado al Ejército preservar la “seguridad nacional” frente a movimientos sociales que “alteraban el orden”. 

Pese al intento del presidente, Sandoval no dejó margen alguno para compatibilizar ese discurso con lo que se había escuchado previamente en los testimonios de las víctimas. Tortura, desaparición, violación, son tan sólo algunos elementos del repertorio represivo que es muy difícil encuadrar en el legal cumplimiento del deber del Ejército. 

Entonces ¿cómo leer el acontecimiento escenificado en el Campo Militar número 1? Por primera vez la contradicción entre un Ejército que funcionó siempre como instrumento represivo del régimen posrevolucionario y la voluntad política que levanta las demandas de verdad y justicia quedaron expuestas en público, sin matices ni disfraces. 

Herida expuesta a la luz de lo público, en el centro del trabajo de la Comisión se descubre una tensión que impide que haya un discurso compartido sobre la Guerra Sucia. 

Encontramos aquí el origen de las tensiones expresadas en la tribuna. Se trata de buscar verdad y justicia teniendo enfrente a un Ejército cuya mentalidad, discursos y prácticas siguen siendo esencialmente las mismas que acompañaron al régimen que la 4T pretende desmontar. Si la actuación fue legal ¿Qué garantías tenemos de que no se vuelva a repetir?

 En este contexto la Comisión de la Verdad es el ariete de una promesa de transformación que debemos acompañar y cuyo único punto de vista ético válido es el que expresan las demandas de las víctimas.

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ
@ADRIANVR7

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