Imagine usted un accidente vial en el cual fallecen 26 personas y más de 100 resultan heridas. Como suele suceder ninguna de las partes acepta su culpa y prefiere señalar a otro de la responsabilidad. El chofer culpa al fabricante por la falla mecánica y al gobierno anterior por una obra vial mal señalizada y diseñada; mientras que la armadora señala negligencia por parte del conductor, exceso de velocidad, nula capacitación y falta de mantenimiento conforme al manual de la unidad y la garantía del autobús
Ante la falta de acuerdos, el chofer es remitido a la alcaldía de Tlalpan y comparece ante la fiscalía desconcentrada; es aquí donde ante la demanda de justicia por parte de los deudos de las 26 personas y familiares de los lesionados, el chofer decide apoyarse en su aseguradora para pedir un peritaje independiente que acredite su inocencia y le permita conservar su libertad por un homicidio culposo. Cuál será su sorpresa que el peritaje confirma su responsabilidad y además arroja el dato de su exceso de alcohol en la sangre al conducir.
Como si se tratase de en una película de Epigmenio Ibarra, el conductor decide desconocer a su aseguradora, acusar de un complot al fiscal y a la armadora de autobuses y se rehúsa a aceptar el peritaje que él mismo ofreció y contrató para aportarlo como prueba.
Pero no es ningún filme sacado de la imaginación de un cineasta, así es el mundo al revés con Sheinbaum, pues mientras la empresa contratada por ella para esclarecer la tragedia en Tláhuac por la falla de la Línea 12 del Metro, dio cuenta de los pernos Nelson y fallas imputables a administraciones anteriores, todo fue miel sobre hojuelas y se llenaba la boca ufanándose de transparencia y del peritaje noruego independiente.
Pero la verdad histórica no puede ser rehén de las aspiraciones presidenciales de quien gobierna la ciudad.
Como capitalinos también tenemos derecho a saber qué paso para poder saber que la reactivación de la Línea 12 garantizará su operación segura. Sólo con esa información podremos exigir sin politizar que la Fiscalía capitalina logré vincular a proceso con éxito a los responsables de la actual y anteriores administraciones; que la Contraloría les inhabilite y que el Poder Judicial les condene con sentencias firmes por su responsabilidad penal, para la reparación del daño y su responsabilidad civil por lo ocurrido.
La ciudad se encuentra sin un peritaje oficial, pues Sheinbaum cree que, enterrándolo con un pretexto pírrico, da por resuelto el dilema ante su aspiración electoral, y además sin titular de la CEAVI, pues el que supuestamente velaba por las víctimas las traicionó para ser premiado con un hueso de dinosaurio en la Procuraduría Fiscal.
Como cándidamente lo admitió el joven Lajous, la empresa encargada del peritaje se atrevió a incluir el capítulo del mantenimiento, y eso incrimina a Florencia Serranía, la nueva colaboradora del Conacyt y a la corcholata científica.
POR FEDERICO DÖRING
DIPUTADO LOCAL DEL PAN
@FDORINGCASAR
PAL