La compra de medicamentos en las familias mexicanas representa un gasto importante y más cuando uno de los miembros es un adulto mayor. Tan sólo durante 2020, año en que comenzó la pandemia por COVID-19 la atención primaria o ambulatoria fue el rubro en el que más se gastó. En el año, se estima que cada familia gasta en promedio 2,363 pesos para atender su salud.
Ese monto, implica casi una tercera parte del ingreso familiar promedio de los mexicanos, porque más de la mitad del resto del gasto se va en comida, transporte y pago a servicios como electricidad, gas e internet.
Es por ello, que las familias tienen muy castigado sus ingresos mensuales, no alcanzan a cubrir las quincenas; la situación ha empeorado desde entonces, los gastos en salud que los mexicanos pagan de su bolsa del 2018 al 2020 han aumentado hasta 40 por ciento.
En pocas palabras, desembolsan más dinero para poder pagar sus consultas médicas, medicamentos o atención hospitalaria. Todo se ha hecho una cadena de vicios. Estas familias son las que contaban con el apoyo del servicio médico en el sector público; pero con la pandemia, más de 10 millones de pacientes, al menos el IMSS, han ido agravando y sus familiares han buscado la manera de mantenerlos estables a un alto costo.
Desde hace varias décadas, autoridades y organismos privados como la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, que dirige Luis Verduzco Koloffon, han buscado que el sistema de salud sea más democrático y que haya medicamentos para todos.
La COFECE de Brenda Gisela Hernández Ramírez realizó un estudio sobre el tema y comprobaron que hay empresas que impiden la venta de medicamentos genéricos en el país, además que hay una lenta llegada de ellos a territorio mexicano; y sumemos que muchos médicos insisten en recetarte el medicamento de patente sin darte la opción más barata.
En EU hay más rigor sobre el tema, en el momento en que se vence una patente, la entrada de medicamentos genérico al mercado es de forma inmediata, aquí tarda más de dos años; esto hace que los mexicanos cuenten con menos alternativas para su compra y que sus precios no bajen.
Otro ejemplo más, en la Unión Europea, la llegada de un genérico al mercado provoca que los precios bajen 40 por ciento y aquí penosamente es de 28 por ciento. Los mexicanos al consumir más productos genéricos se podrán ahorra hasta 2,500 millones de pesos anuales; por ello
Por ello, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de Natán Enrique Ríos empujó el otorgamiento de registros sanitarios y la liberación de medicamentos genéricos, con lo que logró que el año pasado el 46.2 por ciento de participación de valor de mercado fuera para los genéricos, una suma de 88.6 mil millones de pesos, un incremento de 35.7 por ciento más comparado con 2019.
Así que a partir del 31 de marzo entraron en vigor las reformas a la Ley General de Salud, las cuales establecen que los médicos deberán indicar el medicamento por la sustancia activa.
De esta manera, los especialistas ya no deberán recetar fármacos de marca que podrían resultar más caros para las personas y así puedan optar por genéricos intercambiables.
¿La pregunta es cuánto podrá mejorar la salud de los mexicanos con esta medida? ¿Qué impacto tendrá en el sector público? El principal desafío es que encuentres el medicamento en el primer establecimiento que asistas y que haya farmacias municipales en las áreas rurales de la ciudad; de lo contrario la salud se acota para unos cuantos.
El IMCO concluye que el objetivo primordial del mercado y las políticas públicas alrededor de él debe ser garantizar el acceso a medicamentos para lograr una sociedad más sana; pero también con menos presiones en sus finanzas.
MAÍZ, ORO AMARILLO
Nada mal estuvieron los resultados financieros del primer trimestre de GRUMA, las ventas netas de la empresa fueron de 1,264 millones de dólares de enero a marzo de este año, un crecimiento de 17 por ciento respecto al mismo periodo de 2021, gracias al volumen de ventas en EU, Europa y México.
Si bien el aumento de precios en la mayoría de sus subsidiarias ayudó a compensar el encarecimiento de granos que provocó la inflación de diversas materias primas a nivel global y de manera particular, el conflicto en Ucrania.
Además, el inicio del retorno a la normalidad, después de la pandemia por el Covid-19, generó un mayor requerimiento de productos por parte de las cadenas de food service, situación que impulsó a su negocio.
POR ENGGE CHAVARRÍA
PERIODISTA
@ENGGECHAVARRIA
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