ALHAJERO

Arnoldo, un lugar ganado a pulso

Hoy sabemos que el camino que abrió Martínez Verdugo, el de la transformación radical, es posible por la vía pacífica

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace nueve años, cuando Arnoldo Martínez Verdugo murió, Morena aún no nacía como partido político. Comenzaba apenas a crecer como movimiento político, bajo la sombra de Andrés Manuel López Obrador.

Todavía ese año 2013, en la ceremonia de despedida al último dirigente del Partido Comunista Mexicano, los anhelos de los luchadores ahí presentes, miraban aún hacia la “unidad” de la izquierda. A la “reconstrucción” de la izquierda, como diría entonces Porfirio Muñoz Ledo, ante el féretro del de Mocorito.

Ayer, en la Rotonda de las Personas Ilustres a donde fueron trasladados sus restos, la mirada era otra. Una mirada que iba más allá del “tortuoso” camino de la unidad de las izquierdas: la de la brega por una utopía que todavía está por completarse.

Una utopía, apuntaría su viuda Martha Recaséns, que aspiraba a una “democracia completa”, con justicia e igualdad. Bandera que los suyos no han arreado.

Esta vez no asomaban la hoz y el martillo, ni se escuchó “La Internacional” o el poema “Te quiero”, de Benedetti; pero presentes estaban —al igual que hace nueve años— viejos compañeros de lucha, como Alejandro Encinas y Pablo Gómez. Y otros se sumaron, como Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa (también de la misma corriente); y Maximiliano Reyes, subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina. 

Arnoldo está aquí por derecho propio. Por su esfuerzo incesante. Su obra no le pertenece a un grupo. Su pensamiento y su obra trascienden fronteras, fechas y a su propio autor”, sostuvo su viuda ante la urna de madera cubierta con la bandera nacional.

El presidente López Obrador retomó la voz de Recaséns: Sí, reconoció, “es un reconocimiento ganado a pulso por Arnoldo”.

Dos cualidades, dos aportes, reconoció el jefe del Ejecutivo en Martínez Verdugo:

—Me consta que fue uno de los precursores del movimiento democrático en nuestro país. Pero en algo muy significativo: le tocó encabezar el movimiento de la izquierda para participar en la vía electoral y democrática (a diferencia de los marxistas concebían el cambio por la vía armada). 

Cuando Arnoldo decidió abrir este camino en México, había resistencia. Lo menos que se decía es que era un “reformista”, un “pequeño burgués”. Hoy sabemos —dijo AMLO— que esa vía pacífica es posible para lograr una transformación radical, sin violencia.

—Lo otro: su honestidad. Distintivo (de muchos) en el viejo Partido Comunista, como lo fue también Valentín Campa. Arnoldo vivió y murió como un hombre modesto, austero, sin lujos. Siempre poniendo por delante los ideales y los principios.

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GEMAS: Obsequio de Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia, a propósito del Aeropuerto Felipe Ángeles: “El país está creciendo tanto y las necesidades son tantas, que los elefantes hay que echarlos a andar aunque no quieran”.

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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