COLUMNA INVITADA

Sur o no Sur: Entre la obediencia y el liderazgo

Sin duda, la parada más polémica fue El Salvador. Extraña que se haya elegido acudir a esa nación, a pesar del estado de excepción puesto en marcha por el Presidente Bukele desde el 27 de marzo pasado

OPINIÓN

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Eunice Rendón / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

Terminó la gira internacional del presidente Andrés Manuel López Obrador realizada a Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice y Cuba. El principal objetivo según lo mencionado por el gobierno mexicano fue promover los programas sociales de Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) y Sembrando Vida en la región para aminorar los factores de empuje de la migración. Asimismo, durante la gira se trataron temas de cooperación aduanera, inversión privada, seguridad, defensa y la próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar en los Estados Unidos. 

Sin duda, la parada más polémica fue El Salvador. Extraña que se haya elegido acudir a esa nación, a pesar del estado de excepción puesto en marcha por el Presidente Bukele desde el 27 de marzo pasado. Las políticas contrarias a los derechos humanos implementadas en ese país, como el encarcelamiento y enjuiciamiento de menores de 12 años y las denuncias de diversos organismos internacionales respecto de las acciones realizadas por el gobierno salvadoreño, distan mucho de una política humanista y de los ¨abrazos y no balazos¨ promovidos por el presidente mexicano. De igual forma es incongruente la promesa de redoblar recursos para apoyar a los jóvenes que no estudian ni trabajan a través del programa JCF en El Salvador, cuando muchos de ellos, especialmente aquellos con mayores factores de riesgo, van a terminar encarcelados bajo las políticas de Bukele. 

En su paso por Guatemala, además de las medidas relacionadas con la migración como el fortalecimiento de la seguridad en la frontera ante probables aumentos en los flujos migratorios, se comprometió, a la afiliación en el IMSS de 25 mil guatemaltecos que se encuentran trabajando en estados sureños de nuestro país. Medida que, a pesar de avanzar hacia la justicia laboral y la reivindicación de derechos de los trabajadores guatemaltecos que cumplen con las cuotas obrero-patronales establecidas por la ley, ha sido fuertemente criticada por parte de la población mexicana, que considera que el ejercicio de los derechos humanos de los extranjeros que se encuentran en nuestro territorio debería quedar relegado ante las necesidades de los mexicanos.  

La visita a Cuba coincidió con los 120 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones y destacó por el reconocimiento de los lazos de amistad que han perdurado en el tiempo. El presidente mexicano elogió al gobierno isleño y lo defendió frente a su posible exclusión de la próxima Cumbre de las Américas, a lo que señaló “que nadie excluya a nadie porque somos países independientes…soberanos y nadie puede situarse por encima de los derechos de los pueblos y naciones¨.  

Durante la gira, el mandatario mexicano criticó reiteradamente la falta de corresponsabilidad y cumplimiento del gobierno de Estados Unidos en la solución del fenómeno migratorio. Recordó la promesa de Washington de invertir cuatro mil millones de dólares para el desarrollo e implementación de estrategias que atiendan tanto las causas de la migración como la ampliación de vías legales para la regularización de migrantes y de refugiados. 

Todo parecería indicar que el propósito de esta gira ha sido avanzar hacia la integración regional para atender, entre otros asuntos, el creciente fenómeno de la migración en América Central y Norteamérica. Sin embargo, llama la atención que el mandatario mexicano, por un lado, se posicione como un líder en la región en la promoción de una migración segura y ordenada, con discursos que respaldan la cooperación entre los Estados del Sur, haciendo llamados fuertes y claros al vecino del norte, y por el otro, continúe implementando políticas enfocadas en la securitización, militarización y externalización de las fronteras, con un marcado énfasis en las detenciones y deportaciones de migrantes. Tan solo durante 2021, más de 114 mil personas-la mayoría nacionales de los países visitados- fueron devueltas, siendo el 15% de estos, niños y niñas migrantes. 

POR EUNICE RENDÓN 

ESPECIALISTA EN PREVENCIÓN, MIGRACIÓN Y SEGURIDAD

PAL

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