Controlar los precios de los alimentos como medida para mitigar la inflación es una de las ideas más contrarias a la lógica de mercado que se le ha escuchado al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ayer habló de esa posibilidad tras explicar el “éxito” que ha tenido su gobierno en controlar los precios de los combustibles y, con ello, dijo, tener una inflación menor que la que se enfrenta ahora en España o Estados Unidos.
¿Por qué es una idea contraria al funcionamiento de la economía? Porque puede costarle muchísimos millones de pesos al gobierno y por que podría distorsionar las leyes de la oferta y la demanda, creando un mercado negro de alimentos. Veamos.
Uno de los mecanismos para contener el precio de los alimentos podría ser que el gobierno subsidie los impuestos que se pagan en la cadena de producción alimenticia (como lo hace con el IEPS a las gasolinas). Pero los alimentos no pagan IVA, por lo que esto tendría que hacerse con otros procesos: el transporte; el almacenaje; los empaques; las fertilizantes; los herbicidas; etc. Esto revestiría un complicadísimo sistema de monitoreo para obligar al cumplimiento. Su efectividad sería magra.
El otro mecanismo es obligar a los productores de los alimentos a establecer topes de precios. Esto orillaría a que, por ejemplo, quien produce pan o tortillas, deberá mantener un precio máximo —el precio que el gobierno establezca—, lo cual inmediatamente generaría escasez, porque si el productor de pan o tortilla tiene que asumir costos más elevados que el precio de venta, saldría del mercado, o reduciría sensiblemente su oferta de producto. ¿Resultado? Deja de vender y habrá mayor escasez de ese alimento.
Además, este segundo mecanismo podría originar mercados negros: lugares donde sí haya disponibilidad del producto, pero en los que el cliente tendría que pagar el precio verdadero. En el caso de los alimentos y bebidas el Inegi reporta que la inflación actual anualizada se encuentra en 9.40 por ciento; mientras que las frutas y verduras acumulan una inflación de 19.60 por ciento; y los productos pecuarios, de 13.57 por ciento.
Por lo anterior, tanto el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, como el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, deben atajar la imaginación del Presidente antes de que sea demasiado tarde, y deben ponerle en suerte otro menú de mecanismos para contener la escalada de precios, como el fomento al cultivo de granos transgénicos. Porque si el invento de AMLO para controlar los precios es contrario a la lógica del mercado, todos vamos a pagarlo muy caro.
MIFEL Y LUFTHANSA
El banco que preside Daniel Becker (cabeza la ABM) lanzará una tarjeta de crédito en alianza con el programa Miles & More de Lufthansa. La tarjeta tendrá el sello de MasterCard.
POR CARLOS MOTA
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