Transformar es un verbo que no se consuma por decreto ni por una insistente retórica cansona, sino que se aprecia a la luz de contrastar las promesas entusiastas con los hechos desarrollados en el tiempo.
Lamentar es un verbo inevitable para las madres de familia que verán mermadas sus oportunidades de inclusión laboral, para las familias que disminuirán sus ingresos, para los profesores a los que se les desbarata una rutina laboral y ahora tendrán que recibir un sueldo menor por el recorte de sus horarios, para los niños en estado de vulnerabilidad que ahora perderán la oportunidad de permanecer en un lugar seguro y con alimento mientras esperan a sus padres.
Estigmatizar es un verbo que describe el modus operandi que por extensión y pereza intelectual aplican la mayoría de los que tienen pulsiones autoritarias. Ante la carencia de argumentos, los adjetivos escandalosos y denigrantes les parecen una defensa válida.
Polarizar es un verbo lamentable si se conjuga de manera permanente desde una posición de liderazgo. Queda claro que dirigir a una sociedad con prejuicios y aseveraciones discutibles, es un discurso que se desbarata ante la severidad de las diversas estadísticas que pueden desnudar la carencia de resultados.
Lo delicado de la situación ha sido ampliamente documentado con datos recopilados con rigor científico y académico por instituciones tanto del Estado como por organizaciones de la sociedad civil acreditadas por su trayectoria, han sido desdeñados de manera indiscriminada sin ningún tipo de réplica razonable más que por esa necedad conocida en el lenguaje popular como “otros datos”.
Balcanizar es un verbo aceptado por la Real Academia Española que sirve para ilustrar el gran desgajamiento político que está por acontecer. La sociedad mexicana tiene claros y abundantes testimonios de en qué bando se encuentran realmente los “ambiciosos y vulgares” que solamente anhelan ostentar posiciones de poder para lucirse con frivolidades, exhibir sus resentimientos y exponer sus habilidades excepcionales para erosionar instituciones.
Callar es el verbo de mujeres aguerridas que antes demostraban con oportunidad y prontitud su repudio a sesgos y agravios machistas, pero que ahora de manera inexplicable su grito de protesta se encuentra ausente porque les parece mejor reproche su silencio.
Contemplar es el verbo de las mujeres otrora combativas, porque de acuerdo a una de las acepciones de la Real Academia Española, esto significa “Complacer excesivamente a alguien o ser condescendiente con él, por afecto, por respeto o por interés”.
Nadar de muertito es un verbo que ilustra la abyección política de aquellos que por historia se sabe que son críticos y aguerridos pero ahora por conveniencia prefieren no complicarse y simplemente permanecer a flote.
Consummatum: Emular el pasado de poder sin límites, es el verbo de los autoritarios que se creen iluminados y sin pudor usan su poderío para anular a sus contrarios. Ignorar desde el gobierno, es el verbo de los tiranos que sólo piensan en la desaparición de sus opositores y en la prevalencia de sus caprichos. Delirar desde una jefatura de estado, es un verbo que tiene como consecuencia dolor y muerte. Así como le ocurre a esa persona en la que usted está pensando: Vladimir Putin
POR LORENA PIÑÓN RIVERA
DIPUTADA FEDERAL DEL PRI
@LORENAPIGNON_
MAAZ