Entre tlayudas y hamburguesas México sigue mostrando que lo único en lo que podemos confiar es en el tamaño de nuestro mercado por el apetito de consumo, más no porque estemos construyendo una estructura económica global.
La apuesta, como en el mercado aéreo y en el energético, es interna. ¿Es suficiente? Sí, para la tributación que interesa al gobierno; mediocre para lo que en discurso estamos destinados a ser.
¿Por qué siguen “llegando” inversiones? Primero, porque las cifras dependen del cristal con que se miren. Por ejemplo, “la inversión (española) en México ha decrecido (al primer trimestre de 2021) 51.9% respecto al (…) de 2020”; pero también podemos presumir que Reino Unido, Estados Unidos y México concentran casi el 85% de la inversión de ese país en el exterior el primer semestre de 2021 (https://bit.ly/3uoKH8a).
Ante esas cifras, los “conservadores” dirán que el declive es resultado de las políticas de la Administración López Obrador; y los #4T que la estrategia de pausa funciona porque los españoles invierten menos globalmente, pero a pesar de ello México sigue estando en los primeros tres lugares.
Esa discusión es eterna y siempre habrá una cifra que mate la anterior. Lo trascendente en tiempos en los que lo que pesa es la política y no la economía, lo que tenemos que observar es que el pleito de fondo no es la Conquista, sino la tributación inmediata relacionada con el consumo, empleo y utilidades. Una caída en la inversión y con ello en la tributación de corto plazo enoja a cualquier gobierno porque también se traduce en déficit. Tal vez por eso esta tan calladita la Secretaría de Hacienda.
Esperamos que Quirino Ordaz, flamante nuevo miembro de la #4T y embajador de México en España, lo tenga claro.
Segundo, tampoco es la incertidumbre en el ambiente de negocios porque los inversionistas no quieren un escenario perfecto, buscan el mejor escenario posible en el futuro y ese no es sexenal. En tres palabras: administración de expectativas.
Entonces, ¿por qué la queja? Porque da vida a la empresa en lo que transcurre el sexenio y mientras adaptan el producto o servicio a lo que la gente compra y el precio que están dispuestos a pagar o, dicho en realidad de mercado, para lo que nos alcanza.
A todo se acostumbra uno, menos a que el mercado en número de consumidores se encoja y es precisamente esto lo que se nos escapa cuando analizamos la economía #4T y su visión de la economía de mercado en la que el mundo puede estar en guerra, nos vale, mientras no afecte el mercado interno.
Para ejemplo basta una reforma eléctrica que solo está en el terreno de la política, lo técnico es anecdotario; y la estrategia de seguir poniendo fechas fatales para dictaminarla mientras, por ejemplo, Biden anda de tour en la OTAN hablando de energía que hoy es sinónimo de seguridad.
Sigamos polemizando el AIFA, hoy, con menos posiciones que el de Guatemala (aunque sean dobles), sin ser un centro de conexión (hub) para pasajeros y carga, mientras el mundo se nos escapa de las manos y está en lo que trasciende: la generación eléctrica, los minerales estratégicos y las empresas al servicio de las políticas económicas. “Es la `energía’ estúpido” … dijera Bill Clinton.
#TrenMaya #SalvemosLaSelva Más que fifís o conservadores, el movimiento por la defensa de la selva llega tarde. La oposición, como al #AIFA, estaba a la hora del voto. López Obrador no engañó a nadie, lo dijo fuerte y claro, y aún así votaron por él por estar enojados con Peña Nieto. En la vida de la comunicación #4T ahora toca que el presidente diga quién esta detrás de ellos y así, morirá otro “movimiento desestabilizador”.
POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ
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