La aprobación en el Congreso del nuevo decretazo –permitir al Presidente de la República, gobernadores, legisladores y a todos los funcionarios del gobierno promover la Revocación de Mandato– significó un “triunfo” para Morena.
Después de un buen San Quintín en el Senado, con 67 votos a favor y 34 en contra, los del partido en el poder alzaron el trofeo que obsequiaron ufanos a López Obrador –y se regalan ellos mismos–, logrando evadir así las sanciones que caerían sobre ellos por incumplir la ley: hacer propaganda sobre el ejercicio del 10 de abril.
Ganaron jugando a “interpretar” la ley, sí. Por ahora, pues falta ver lo que decidirá la Suprema Corte, dado que varios partidos anunciaron que acudirían al máximo tribunal para echar abajo el decretazo plus. Pero en el camino dejaron un buen tiradero. Uno de los daños que debería preocupar a los de Morena es el que mencionó la senadora Claudia Ruiz Massieu: la pérdida de confianza en su palabra.
– No saben cumplir con su palabra– les dijo–. Cuando hicimos la Ley de Revocación de Mandato quedó muy claro que era “revocación”, no “ratificación”; que sería activada por la ciudadanía y que sólo el INE haría propaganda. Y lo que están haciendo es un fraude a la Constitución.
“¡No saben cumplir con su palabra! No merecen confianza para hacer reformas. Ya es imposible que lleguemos a acuerdos en cualquier tema que requiera una mayoría calificada”, advirtió la priista.
Migue Ángel Osorio Chong intentó también hacerles ver que de nada servían “sus llamados a la intolerancia”, “a aplastar a la oposición”. Así, subrayó el coordinador del PRI, “no se va a poder construir absolutamente nada para el país”.
Dos años aún por venir para este gobierno. Tres reformas constitucionales al menos en puerta y múltiples nombramientos podrían quedar atorados entre los escaños del Senado.
Pero a los de Morena poco o nada parecía importarles eso. Celebraban su triunfo con un “¡Sí se pudo!”.
Ni siquiera el error en la minuta procedente de la Cámara de Diputados con incisos cambiados que no correspondían a lo votado –lo que obligaba a regresar la minuta a San Lázaro para que la corrigieran– los llevó a reconsiderar. Simplemente hicieron mutis. Muchos menos que Jorge Carlos Ramírez Marín recordara que ellos también estuvieron –y podrían volver a estar– del lado de la oposición y les advirtiera: “Estamos abriendo las puertas del infierno cambiando la Constitución desde una interpretación…, nos vamos a arrepentir”.
Desdén y burlas recibieron los derrotados. Y Morena alzó su trofeo.
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GEMAS: Obsequio de la Fiscalía capitalina sobre el caso de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas: “La Jueza de Control determinó que subsisten las medidas cautelares de separación temporal del cargo, prohibición de salir del país y de acercarse a las víctimas”.
POR MARTHA ANAYA
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