Mirando al otro lado

Corrupción moral del Estado

El Rey del Cash revela que carecemos de compatibilidad entre moral social y las pulsiones perversas del poder

Corrupción moral del Estado
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El Rey del Cash revela que carecemos de compatibilidad entre moral social y las pulsiones perversas del poder. Esa falla esencial explica por qué el libro ha levantado tanta polémica. A sabiendas de la inmoralidad del gobernante cuando exige a miles de burócratas que entreguen 10 por ciento de su salario en efectivo para abonar a la fantasiosa “Causa” de AMLO, ahora a esos mismos trabajadores están embargados de un silencio culposo que no les permite reconocer que fueron obligados a traicionar su ética personal. ¿Cómo explicar ésta conducta social y colectiva lesiva que combina transgresión, vergüenza, humillación y luego silencio cómplice?

No es la primera vez en la historia de la humanidad en donde un pueblo se mimetiza con un gobernante y se deja llevar por un camino que lo conduce hasta su propia destrucción. Pero sí es la primera vez que sucede en México. Siempre hay una primera vez para todo.

Así le fue al pueblo alemán con Hitler. Hipnotizado por su oferta de un futuro lleno de gloria y victoria que les garantizaba una superioridad moral y racial sobre el resto del mundo, marcharon a una guerra cruel que significó holocausto, sufrimiento y muertes para millones. Después de la guerra y la derrota no fueron capaces de reconocer lo que habían apoyado y avalado, desconociendo los campos de concentración y la devastación mundial. Tardaron décadas en asumir su historia.

Lo mismo le está sucediendo hoy al pueblo ruso, consintiendo y aceptando las consecuencias de la fantasía de Putin por “restaurar el Gran Imperio ruso”. Muchos siguen apoyando al líder y aceptan la progresiva y acelerada instauración de un régimen autocrático, cleptocrático y dictatorial, a la par de la matanza del pueblo ucraniano, asentado en la supuesta “justificación histórica” de esa fantasía.

Las fantasías de grandeza de algunos líderes llevan a sus pueblos a la bancarrota moral y la destrucción de las bases de su prosperidad y progreso presente y futuro. México corre ese peligro. Lo expuesto en el Rey del Cash es, sin pretenderlo intencionalmente, la descripción de un pueblo como el alemán o el ruso, llevado a creer en la fantasía de futuro luminoso que ofrece el líder perverso, y se dispone a aventarse por el precipicio en silencio, subordinado y sometido, después de haber sido el cómplice de la construcción de un presente autoritario. ¿Por qué se queda callado? Es la pregunta que debemos hacernos.

Las críticas al libro se han centrado en dos aspectos. Uno, sobre la autora y sus “intenciones” al escribir el libro, por ser mujer y ex pareja de un funcionario morenista relevante. Y segundo, por carecer de fuentes documentales. ¡Pruebas! le exigen a gritos. Claro, el chiste se cuenta solo: es un libro sobre el modo de operación precisamente con cash para que no haya una pista documental que seguir. Es un sistema ingenioso y cínico creado para engañar al pueblo y ocultar la deshonestidad de sus cerebros.

La primera crítica, por ser mujer y pareja despechada (cosa que no nos consta) no merece comentario. No sorprende, pero es una bajeza llevar la discusión a ese nivel. Pero de bajezas está lleno el reino morenista.

Sobre la falta de documentación, pues es una obviedad. Es un mecanismo diseñado sin pistas de papel. La pregunta que subyace en un primer momento es: ¿de qué vivió AMLO y su familia durante 18 años, haciendo campaña y moviendo a equipos de trabajo por toda la República?

Este libro lo explica. Vivió de dinero extraído de dos fuentes primordiales: dinero de las prerrogativas legales del PRD como partido político con registro. De ahí el testimonio de Guadalupe Acosta Naranjo, cuando explica todos los recursos partidistas que él entregó a AMLO siendo el Presidente nacional del PRD. Guadalupe le entregó dinero legalmente recibido por el partido, pero sin conocer su destino. Error de Guadalupe.

El origen del resto del dinero, sin duda el monto mayoritario de los recursos obtenidos, es la clave de la discusión en el libro. Porque se ha demostrado, desde el 2013, que las asociaciones Honestidad Valiente y Austeridad Republicana eran las concentradoras de miles de millones de pesos en efectivo.

Tan es así que llegó un momento en que, en atención a las normas bancarias sobre depósitos en efectivo, los bancos empezaron a rechazar los depósitos quincenales de tanto efectivo cuyos operadores eran incapaces de demostrar su origen lícito. Los bancos cancelaron las cuentas de ambas asociaciones, como denunció y lo demostró el PRI en 2013.

Es un sistema creado para engañar y para poder, acto seguido, esgrimir el argumento de “honestidad valiente” cuando eso es precisamente lo que carece.

Durante el sexenio de AMLO como jefe de Gobierno de la Ciudad de México el mecanismo original para recabar fondos para la “Causa” era la aportación obligatoria de todos los servidores públicos de estructura a donar el 10% de su salario cada quincena, para evitar ser despedidos. Estos relatos han perseguido a los funcionarios de esa época. Algunos lo hacían convencidos del propósito, otros por necesidad y otros más con amargura y enojo.

Pero todos sabían que estaban cometiendo un acto al margen de su ética y de los estándares morales de la sociedad. Cometieron un acto que les avergonzó, y hasta el día de hoy les avergüenza, lo que explica que no se atrevan, a años de distancia, denunciar lo que hicieron. No necesariamente era ilegal, pero sí era inmoral.

Era tan vergonzoso como haber sido violado y no se atreven a denunciarlo, por vergüenza. miedo, humillación. Porque si se atrevieran a denunciar esos hechos, de esos tiempos, entonces, y solo entonces, el pueblo de México entendería cómo es que AMLO llegó a manejar cantidades exorbitantes de dinero. Y cómo llegó a la Presidencia: alegando honestidad valiente y siendo un ladrón sin la menor culpa de sus hechos, cercano a la sicopatía. Disponía de fondos que no eran solamente dineros de los funcionarios públicos convertidos en esclavos.

También extrajo dinero de las cajas de ahorro de los policías y de otros fideicomisos del gobierno. Cuando la autora explica cómo Ebrard convirtió al Metro en una caja chica para AMLO, y seguramente para sí mismo, simplemente está explicando el sistema creado por AMLO años antes y que fue institucionalizado con el tiempo. Ahí está Delfina, los hermanos de AMLO, sus hijos en Texas, Bejarano, Imaz y un largo etcétera. Todos son parte de un sistema de recaudación de dinero ilegal proveniente de fondos públicos, donde una parte queda en el bolsillo del recipiente y el resto sostiene a la “Causa”.

Han vivido tantos años extorsionando a través de la ubre del presupuesto público que no pueden imaginar otra cosa. De ahí que somos testigos de cómo corcholatas hoy hacen campañas extraordinariamente caras con recursos públicos, mientras también se hacen de propiedades y empresas en particular. Hoy controlan las instancias fiscalizadoras, lo cual permite un verdadero asalto al erario público para propósitos políticos y personales.

De ahí, también, la necesidad de contar con la complicidad de las Fuerzas Armadas. La consigna parece ser: las manos en la caja registradora. La inclusión del Ejército es uno de los fenómenos más trágicos de este proceso, porque da fuerza de armas para la continuidad del proceso corruptor y destruye la imagen positiva de la institución castrense.

Lo anterior lo estamos corroborando diariamente con el hackeo de Guacamaya.

Es el mismo método que emplea AMLO para involucrar al PRI en el esquema criminal, a través de la complicidad y la co-participación en el desplume del erario público. Entre el crimen organizado aliado a AMLO y Morena, la inclusión del PRI y el Ejército en el festín de tomar el erario público como privado, lo que vive México es la corrupción moral del Estado.

Si a eso le agregamos la contratación de médicos cubanos como esclavos, se redondea a la perfección la deriva hacia un régimen cívico-militar basado en la imposición y la corrupción. Agréguele el silencio cómplice de un pueblo atemorizado, humillado y avergonzado. Igual que el pueblo alemán después de la Segunda Guerra Mundial o como el pueblo ruso, hoy. 

POR RICARDO PASCOE

ricardopascoe@gmail.com

@rpascoep

MAAZ

 

Temas