TRES EN RAYA

Desconfianza, la señal de Citi

Seamos claros: lecturas hay muchas —algunas apuntan hacia los mercados, otras al covid, a la tecnología Fintech

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Seamos claros: lecturas hay muchas —algunas apuntan hacia los mercados, otras al covid, a la tecnología Fintech, a la optimización de sus servicios y líneas de negocio, esta última la más—, pero lo único cierto y palpable (y en mucho explica la forma en que lo anunció al público) es que Citi se deshace de una buena parte de Banamex por la desconfianza que hay con respecto a las perspectivas para México.

Señal sin duda preocupante —una más—; la Secretaria de Hacienda misma lo ha señalado así. Pocas oportunidades de crecimiento en el mediano plazo, incremento en los controles financieros, topes en las comisiones, los niveles de consumo en México son otras de las especificidades que llevaron a la decisión.

Si bien el mercado de consumo en México representa el segundo mercado más importante para Citigroup, este ha ido disminuyendo de forma constante en tiempos recientes. Así, el grupo se quedará solo con el 30% de sus operaciones en nuestro país; se deshacen de las afores, banca de consumo, seguros, sucursales, acervo cultural (uno de los más importantes de nuestro país) y de la misma marca Banamex.

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¿Qué ve Citigroup que deja negocios que le generaron 3 mil 500 millones de dólares en ingresos en los primeros nueve meses de 2021? Que la rentabilidad asegurada es menor a la incertidumbre. Así de simple. Tal vez influya también el que en el 2021 salieron de México 12 mil 628 millones de dólares de capitales. Lo cierto es que se trata de la mayor fuga de fondos desde que se iniciaron los registros en 1991. Una pérdida mayor a la de 1994.

De ese tamaño es el boquete que se ha ido formando.  Se debe adicionar también la inflación; mayor al 7% en el 2021 y la cual no se ve vaya a ceder este año. 

Así, el anuncio de la venta de Banamex es una decisión de negocios: a menores ganancias y ante una incertidumbre creciente, la opción fue salir, si bien ello también traiga costos para la institución misma, no se diga para los clientes. El banco más antiguo de México —y en algún momento el más importante— hoy ocupa el 4º lugar en operaciones (12% del mercado contra el 25% que llegó a tener), además de contar con más de 12.5 millones de cuentahabientes, cerca de 1,300 sucursales, más de 31,000 empleados, 9,000 cajeros automáticos.

La venta del conglomerado deberá ser supervisada tanto por las autoridades de Estados Unidos (sí), como por las mexicanas. Y la realidad es que no se puede vender simplemente a quien tenga los posibles económicos, sino primeramente a quien de ninguna forma comprometa a Banamex en lavado de dinero o financiamiento con base en créditos de dudosa naturaleza. Ya hemos sufrido mucho la mala administración de otras instituciones bancarias que desembocaron en el costoso FOBAPROA. Se deberá velar que no se dé una concentración de mercado a partir de su adquisición. Menuda tarea.

¿Cuándo se concretará la venta? A Citigroup y a México le conviene que sea lo más pronto posible. Ya ha alzado la mano Ricardo Salinas Pliego y se rumorea que también Banorte (Hank González) e Inbursa (Carlos Slim) y, aunque el gobierno lo ha negado, no deja de escucharse que le encantaría contar con todas esas sucursales y cajeros automáticos para el Banco del Bienestar.

Abonaría a tranquilizar mercados y ambiente económico en general que las autoridades federales hacendarias descartaran oficialmente cualquier interés de adquisición por parte del Estado (incluyendo el Ejército Mexicano). 

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Sobre todo cuando el Banco del Bienestar ha prendido otra luz de alarma en el sistema bancario mexicano al solicitar a Standard & Poor’s Global Ratings que deje de evaluar su riesgo crediticio (lo que eliminaría contar con un parámetro de la solidez crediticia del banco gubernamental).

La decisión de Citi es en mucha mayor escala a la tomada por JP Morgan y Deutsche Bank, quienes también abandonaron nuestro país el año pasado. No es un caso aislado; la improvisación de las partes harían mucho mal.

La desconfianza en México, en las políticas económicas (financieras, energéticas, fiscales) causan más incertidumbre que certezas. El futuro bancario de nuestro país pasa por una militarización del Banco del Bienestar y por tiempos borrascosos para el resto de las instituciones bancarias.

Ello se traduce en desazón para todos los mexicanos que requerimos un sistema financiero robusto y que ayude a impulsar la economía de la nación, a través de sus trabajadores, empresarios, emprendedores o todo aquel que requiera un crédito, seguridad y estabilidad.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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