SIN ROLLOS

Terquedad

Esta casi enfermiza característica de Gerardo Martino en torno a Rogelio Funes Mori es tapada por un paso perfecto en cuanto a resultados, pero veamos la pintura completa

OPINIÓN

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Jorge Murrieta / Sin Rollos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El paso perfecto del Tri de Martino en el octagonal final de la Concacaf no dibuja necesariamente lo que pasó en la cancha contra Jamaica (en el Azteca y, bendito Dios, a puerta cerrada) y Costa Rica, en San José.

Ambos rivales débiles, timoratos (sobre todo los ticos, cuya base de futbolistas talentosos se hizo vieja). Los caribeños se plantaron en el Azteca con una “línea de once” y esperaron el error del poco confiable Jorge Sánchez para empatar un partido muy poco asequible para ellos.

México había jugado la pelota de un lado a otro, sin profundizar por las bandas y con muy poca inteligencia para crear sociedades que le permitieran alterar el “orden” táctico del diezmado cuadro jamaiquino.

Tuvo que aparecer Alexis Vega, por lo demás el mejor de la noche, para medio darle forma a un marcador incierto. Porque el argentino naturalizado mexicano, Rogelio Funes Mori, que se ha cansado de hacer goles con el Monterrey, no ha podido atemperarse con el Tricolor. Y es que hay jugadores de club y jugadores de Selección. Funes Mori es de los primeros.

Sin embargo, la casi enfermiza terquedad de Martino mantiene al “mellizo” inamovible en el eje del ataque, mientras que Henry Martín, con sólidas actuaciones en Juegos Olímpicos e incluso en el octagonal (le dio el triunfo a México in extremis contra Jamaica), sigue calentando banca a ciencia y paciencia de Martino, que aún no descifra el misterio del cuadro nacional, que se mueve como un conglomerado aparte.

Tal pareciera que a los futbolistas de la absoluta se les olvida jugar al futbol. ¡Increíble! El ultra mega reconocido y vitoreado Sebastián Córdova, sin brújula; ya no sabemos si extraviado o agrandado. Toma niño tu oportunidad con la mayor y lúcete. Parece que le dijeron lo contrario.

Y así, uno tras otro, tras otro, para que al final del día se medio salvaran de la quema Ochoa, Araujo, Gallardo, Álvarez, Vega y Henry. La falla vulgar de Funes Mori en el primer tiempo hubiera sido motivo de escándalo en otro país con más identidad futbolera. Aquí no pasó nada. Vamos, un mate, pibe, y a otra cosa, que acá nos permiten todo, viste…

Tan allá fue la terquedad del soliviantado Martino que decidió mantener en su puesto a Rogelio en Costa Rica. Pensamos que era una buena idea darle la confianza al argentino para superar el trago amargo del Azteca. Seguro se destapa con un par de goles y a otra cosa. Pero no fue así. Funes Mori quedó prácticamente mano a mano con Keylor Navas y decidió enviar un disparo raso y potente, pero demasiado anunciado y atajable para un arquero de época como el del PSG.

En un partido espantoso, sin luces, apareció una falta inocente dentro del área tica para darle a México un regalazo desde los once pasos. Contacto apenas sobre Guardado (de muy buen partido por cierto) y la marcación de un penal que dejó de ser dudoso cuando los tacos del futbolista centroamericano alcanzaron a hacer un ligero contacto sobre la espinilla del volante bético.

Apareció sin despeinarse Orbelín Pineda y mandó a guardar la pelota hacia la derecha del gran Keylor. No más sobresaltos. México selló su suerte ante un rival de muy poca monta, cuyos generadores de futbol como Borges, Oviedo, Matarrita, Campbell, Ruiz, etc., parecen ir en franca decadencia.

Cualquiera diría que México sacó una estupenda renta de seis puntos en sus dos juegos iniciales. Y llevaría razón. Pero hay que atisbar a la pintura completa. Se vienen tramos oscuros y escabrosos en una eliminatoria que parece no tener fin.

POR JORGE MURRIETA
@JORATLA

MAAZ