Se empieza a descomponer América Latina y Estados Unidos se encuentra en el ojo del huracán. A la inestabilidad política en Nicaragua, Venezuela y Haití, aunado al creciente flujo migratorio proveniente de Centroamérica, se suma Cuba a la lista de las múltiples crisis que Estados Unidos enfrenta en la región.
Miles de cubanos salieron a protestar pacíficamente a las calles de la isla en contra del presidente Miguel Díaz-Canel, denunciando el desabasto, el aumento de los precios de los alimentos, los cortes de luz y la crisis sanitaria por Covid-19. Ante la mayor manifestación en los últimos 60 años y con gritos de “abajo la dictadura,” el mandatario cubano advirtió que no permitirá “que ningún contrarrevolucionario, mercenario, ningún vendido al gobierno de Estados Unidos y al imperio” desestabilice al país.
Múltiples congresistas y funcionarios estadounidenses, la mayoría en el estado de Florida, se solidarizaron con la lucha de los cubanos. Senadores republicanos, como Marco Rubio y Rick Scott, pidieron a la administración de Biden que denuncie la detención y violencia que desató el gobierno cubano en contra los manifestantes. Intentan capitalizar el momento para reafirmar el apoyo de los republicanos hacia la comunidad cubanoamericana.
El mandatario estadounidense ha mostrado que mantiene la misma línea dura de su antecesor hacia la isla, rompiendo con la política de Barack Obama que buscaba normalizar las relaciones entre Washington y La Habana. En la Asamblea General de Naciones Unidas en junio, el gobierno de Biden votó en contra de una resolución anual que condena el embargo impuesto a Cuba por Estados Unidos desde 1962.
La estrategia de la Casa Blanca con Cuba tiene un trasfondo político hacia las elecciones intermedias del próximo año en Estados Unidos. Según el Pew Research Center, el 58% de los cubanoamericanos se identifican como republicanos, mientras que solo el 38% apoyan a los demócratas. Son el grupo más grande de votantes hispanos en Florida y su apoyo ha sido fundamental para el triunfo de los republicanos en el estado.
Las políticas emprendidas por Biden se entienden mejor bajo este contexto. Una encuesta realizada por Bendixen & Amandi Internacional revela que 66% de los cubanoamericanos en este estado apoyan la continuación del embargo con Cuba y 56% están en contra de flexibilizar las restricciones de viaje a la isla. En las elecciones de 2020, los republicanos categorizaron con éxito a los demócratas como socialistas, un mensaje que funcionó con los cubanoamericanos y otros grupos que huyeron de países latinoamericanos encabezados por dictadores.
Biden tiene la tarea de romper con esta tendencia, particularmente porque la gubernatura de Florida se renovará en 2022, al igual que una senaduría- la del republicano Marco Rubio- y todos los distritos federales. Los demócratas necesitarán contar con un porcentaje importante del voto cubano si quieren triunfar en un estado liderado por el gobernador Ron Desantis, un fiel aliado del expresidente Donald Trump. Es por ello, que el mandatario estadounidense en un comunicado de la Casa Blanca confirmó su apoyo a los cubanos que piden libertad después décadas de “represión y sufrimiento económico causado por el régimen autoritario de Cuba”.
Los resultados de las intermedias serán claves para las elecciones en 2024, debido a que Florida suele ser uno de los estados que define el triunfo del candidato presidencial. La situación en Cuba es un asunto más de política interior que de política exterior para Estados Unidos.
POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED
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