DES... PROPÓSITOS

Biden fortalece relación con Europa

Confirmó su interés de reforzar la alianza, exhortando a canalizar recursos a países menos desarrollados para contrarrestar a China

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El primer viaje internacional de Joe Biden como presidente de EU tuvo como primer destino la pintoresca provincia de Cornwall, Gran Bretaña, donde se encontró con sus pares integrantes del G7, que incluye a las principales economías del mundo capitalista. Como segunda parte de su agenda viajó a la entrañable Bruselas, Bélgica, donde se reunió con los países miembros de la Organización de Países del Atlántico del Norte (OTAN) y, por último, visitó la llamada “capital de la paz”, Ginebra, Suiza, donde tuvo su primera cumbre con Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa.

Sin duda, las tres visitas fueron de gran utilidad para el demócrata, pues en cada una dejó en claro y sin cortapisas el renovado rol internacional que bajo su liderazgo habrá de jugar Estados Unidos ante el mundo.

Así, en su reunión con el G7 confirmó, a diferencia de la actitud Trumpiana, su interés en reforzar la alianza y su convicción por reforzar el multilateralismo, exhortando, por otra parte, a los países miembros a una mayor canalización de recursos hacia naciones menos desarrolladas como una manera de contrarrestar la estrategia internacional de la “Ruta de la Seda”, emprendida por China como una forma velada de fortalecer su influencia global en la geopolítica internacional.

Biden postuló lo anterior como una contienda que deberá resolverse a favor de los países democráticos y en contra de países autoritaristas. Asimismo, solicitó a sus aliados participar en el desarrollo de un plan global que enaltezca los valores de la democracia, cuyo objetivo sea el mejoramiento del medio ambiente, la salud, una mayor dispersión tecnológica y el respeto a los derechos humanos.

En el seno de la OTAN manifestó su preocupación por las constantes y abiertas confrontaciones militares chinas, su creciente armamentismo, la rápida expansión de su arsenal nuclear y desarrollo cibernético, así como, su posible alianza militar con Rusia como una forma de intimidación a los países miembros de la solidaridad transatlántica.

También advirtió sobre la insistente política armamentista rusa y sus disruptivas incursiones cibernéticas en países occidentales y otros actos de agresión militarista como la anexión de Crimea y su velada participación en apoyo de regímenes autoritaristas.
Ante dichas circunstancias, instó a los países miembros a una mayor integración militar que les permita afrontar con entereza un escenario geopolítico plagado de amenazas bélicas que en la actualidad van desde simples estrategias militares tradicionales, hasta operativos que pueden involucrar el uso de armas nucleares.

En su tercera escala, se llevó a cabo la primera cumbre con Putin cuyos resultados cumplieron con el objetivo de distensar la relación. Si bien no se lograron grandes avances, sí se pusieron sobre la mesa una gran variedad de tópicos como el inicio conjunto de pláticas respecto del control de armas nucleares y ataques cibernéticos, hasta temas vinculados con el encarcelamiento del líder opositor Navalni, el apoyo ruso a la dictadura represiva de Lukashenko, Ucrania, Afganistán, etc.

Tanto Biden como Putin relucieron por su gran experiencia y bajo perfil ante la magnitud del evento. Putin, como siempre, mostró su sagacidad de tantos años como miembro de élite de la extinta KGB, hoy rebautizada como Servicio Federal de Seguridad, FSB.

Con este primer viaje de Biden al extranjero se logró el objetivo de restablecer el liderazgo de EU entre los principales países capitalistas del orbe. Si bien en este primer lance no hubo un alineamiento total de parte de algunos sus de sus principales aliados, en particular respecto al tema de tomar distancia en sus relaciones con la China antidemocrática de Xi Jinping, sí se logró guardar en el “cajón del olvido” la negativa relación política-diplomática entre EU y sus aliados promovida por Trump.

Con esta visita se abre un nuevo capítulo en la geopolítica internacional, donde las principales democracias tienen la oportunidad de reasumir su papel de contrapeso ante gobiernos autocráticos que buscan su hegemonía a nivel mundial.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA
ANALISTA ECONÓMICO
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM

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