TODOS SOMOS MÉXICO

Voto secreto y en voz alta

Llegamos al 6 de junio con augurios borrascosos: campañas teñidas de violencia

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Columna InvitadaCréditos: Especial

Llegamos al 6 de junio con augurios borrascosos: campañas teñidas de violencia, una pandemia que se resiste a concluir, una economía herida comienza a reactivarse, y una sociedad polarizada, agobiada por el temor de probables conflictos poselectorales.

No obstante, salimos a votar y confirmamos que la democracia se fortalece con participación y que la mejor forma de dirimir diferencias es la vía institucional, con la que es posible superar nubarrones y arribar a una jornada pacífica y copiosa.

La ciudadanía votó en su mayoría por las dos grandes opciones, fortaleció a una tercera y rechazó la pulverización electoral que suponían los nuevos partidos.

Los resultados han traído como consecuencia que muchos actores políticos sigan sin asumir la responsabilidad de las derrotas y sin aprender de ellas. Los responsables siempre son otros: aliados, enemigos, traidores, conspiradores, estrategas desaseados, militantes ingratos, ciudadanos manipulados. En su evasión, menosprecian, ningunean y subestiman a electores y demeritan a los ganadores.

En contraste, en el momento de festejar triunfos se amontonan los celebrantes, que parecen no darse cuenta de que los votantes no otorgan victorias, sino imponen responsabilidades.

Los numerosos gobernadores y alcaldes de Morena y sus aliados, así como sus mayorías en la legislatura federal y en muchas de las estatales, tienen sobre sus hombros la ilusión de millones que demandan políticas públicas que creen oportunidades para todos y reduzcan desigualdades y pobreza.

Gran responsabilidad tienen también partidos y candidatos de la alianza opositora, porque muchos de sus votos no los obtuvieron por méritos propios, sino porque la gente quiso fortalecer los contrapesos y no les dio un voto de confianza, sino de estrategia y exigencia.

Algo debe hacer la oposición que perdió de manera significativa en elecciones estatales. Morena ganó en 11 de 15 estados y gobernará a 57 millones de personas.

La oposición tiene mucho qué hacer para encontrar nuevas coordenadas rumbo al corazón de los electores; Morena, por su parte, como principal fuerza política, tiene una gran responsabilidad, porque sólo tenemos un México, y es a ese único país al que tiene que gobernar. Hay que trabajar por la unidad.

Sin electores que deciden libremente, no hay democracia, por eso hay que felicitar a los más de 45 millones de protagonistas de estas elecciones y a las instituciones electorales, tonificadas al paso de los años, vigentes y eficaces. Y un especial reconocimiento se merece el millón y medio de mexicanos que sirvieron al país en 162 mil casillas instaladas.

Ciudadanas y ciudadanos levantamos la voz: no queremos confrontación en las calles, sino competencia pacífica en las urnas, y ahora esperamos que, ganadores o no, políticas y políticos escuchen con atención y actúen en consecuencia. Para eso fue que sufragamos en secreto y hablamos en voz alta.

POR MAURICIO FARAH
MAURICIOFARAG@HOTMAIL.COM
@MFARAHG

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