COLUMNA INVITADA

El seis de junio solo es el inicio

Será tarea de la oposición, pero más de los ciudadanos presionar para evitar que la agenda autoritaria siga construyendo su entramado legal y enmendar lo hecho hasta el momento; no será tarea fácil

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

Es probable que el seis de junio se frene el avance autoritario de López Obrador, Morena y sus partidos satélites. Sin embargo, no será momento de festejar, solo será el principio de una nueva etapa de trabajo de construcción democrática para la ciudadanía.

La construcción de la democracia mexicana sufrió un revés en 2018 cuando los mexicanos se decantaron por una oferta política plagada de ilusiones que se convirtió en un gobierno lleno de decepciones y amenazas para las libertades, ¿ejemplos? La creciente militarización del país en sectores que en ningún país democrático son controlados por el ejército.

El partido-gobierno de Morena cada vez más ha rebelado su naturaleza autoritaria y antidemocrática, sin respeto a la división de poderes y con amenazas directas a las instituciones autónomas. Un caso emblemático son las amenazas en últimos días para desaparecer el INE que iniciaron en palacio nacional y se vuelven más frecuentes entre los allegados a López Obrador.

Los pésimos resultados del gobierno en el manejo de la pandemia y la vacunación, la falta de apoyos a la economía y el empleo, la tolerancia al crimen organizado (por decir lo menos) y el talante antidemocrático, entre otros parecen que han despertado a la mayoría de los mexicanos para que hoy se vislumbre la construcción de un contrapeso político en México este 6 de junio.

Sin embargo, sería iluso pensar que la oposición está plagada de dechados de virtudes. Los hay, pero también están los caciques con esperanza de resurgir y los oportunistas con necesidad de sobrevivir en cada uno de los partidos que se asumen como oposición a López Obrador. La heterogeneidad de la calidad de sus candidatos demanda la participación de los ciudadanos para exigir cuentas a quienes ganen en las urnas, sean estos afines al gobierno o miembros de la oposición.

Un gobierno sin oposición es tan malo como una oposición que no exige ni rinde cuentas. Los ciudadanos ya hemos vivido lo primero en estos tres años del gobierno de López Obrador y debemos estar atentos de lo segundo; para evitar que el miedo al monstruo dictatorial nos lleve a crear un Frankenstein, disfrazado de oposición, del que surja otro gobierno autoritario y/o mediocre en los próximos años y que pueda ocultarse con algunos resultados que el actual gobierno no ha dado.

No se debe perder de vista que las reformas legales que se han hecho a modo en el gobierno de López Obrador con la sumisión del legislativo y la complicidad en algunos casos de la corte para el actual habitante de palacio quedarán en manos del próximo presidente que puede ser igual o peor.

Será tarea de la oposición, pero más de los ciudadanos presionar para evitar que la agenda autoritaria siga construyendo su entramado legal y enmendar lo hecho hasta el momento; no será tarea fácil.

Con la esperanza de un voto reflexionado el seis de junio hay posibilidades reales de quitarle la mayoría al partido-gobierno de Morena y de construir el contrapeso responsable que permita la sobrevivencia de la democracia en México, al menos en esta década.

El seis de junio es una primera batalla por ganar. Sin embargo, la tarea tiene que ir más allá para enfrentar la crisis de liderazgo que vive el país y poder plantear un proyecto de país incluyente para la elección del 2024 y evitar que se consolide en México un régimen autoritario y de pauperización de las condiciones de vida de los mexicanos. El país en su conjunto tiene que buscar (que por supuesto que los hay entre millones de mexicanos) liderazgos éticos, con una formación sólida, con integridad, con visión de un futuro sostenible y de bien común para el país.

Desde la sociedad civil ya se probó en esta elección que el camino no es combatir a los partidos políticos, porque son el instrumento legal reconocido para poder competir y acceder a los cargos de elección popular y desde ahí participar directamente en la toma de decisiones y no solamente influir; ahora lo que sigue y se tiene que hacer inmediatamente después del seis de junio por parte de la sociedad civil con los partidos políticos existentes, es presionar para que se transformen y realmente se abran a la participación ciudadana con reglas claras y transparentes (que por cierto ninguno tiene hoy) de cara a la lección del 2024 o crear nuevos partidos que sean verdaderas instituciones de interés público para promover la participación política de manera clara y transparente de los ciudadanos.

México necesita más y mejores ciudadanos participando activamente en política, pero también necesita partidos abiertos y transparentes para la participación ciudadana, mientras no se logre eso no podemos esperar que los que dirigen lleven por un buen rumbo al país en 2024 y en los años siguientes. Sin los mejores ciudadanos participando y realmente tomando decisiones, perdemos todos. El camino apenas empieza.

POR FAUSTO BARAJAS
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA
@FAUSTOBARAJAS

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