DEFINICIONES

Asesinan a un candidato cada tres días

Nada ataca más la democracia y amenaza la libertad de decidir por quién votar, que las balas del crimen, que pueden poner y quitar candidatos

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Menos de tres semanas para las elecciones del 6 de junio, y la violencia es el sello. Sí, hay ocurrencias y ocurrentes, escándalos, jaloneos y grillas, pero lo más preocupante del proceso electoral es la violencia, que luce fuera de control. Esa violencia que no respeta partidos, ni estados; que agarra parejo.

83 políticos han sido asesinados desde que inició el proceso electoral. En promedio, matan a un candidato cada tres días. Según el conteo de Etellekt Consultores, el 76% de los políticos asesinados eran opositores a gobiernos estatales; 24% pertenecían al partido que gobierna. De los 83 homicidios, 32 eran aspirantes y candidatos: 27 competían por cargos municipales; 89% eran opositores a los alcaldes de los municipios que pretendían gobernar o representar.
 

Los estados con más crímenes son Veracruz (15 asesinatos), Oaxaca (11), Guerrero (8), Baja California (6), Morelos (5), Edomex (4), Jalisco (4) y Puebla (4), pero prácticamente ninguno se salva.

La violencia electoral está fuera de control

El pasado jueves por la tarde, a plena luz del día, mataron a tiros al candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme y exprocurador de Justicia en Sonora, Abel Murrieta. Era, además, abogado de la familia LeBaron. “Lo iba a ver al otro día, porque me dijo que tenía que decirme cosas en persona”, me comentó el viernes Adrián LeBaron. Lo asesinaron mientras repartía volantes en compañía de su equipo.

El total de agresiones registradas durante el proceso electoral, superan las 475, que han arrojado 443 víctimas globales (corte al 5 de mayo). Ese dato equivale a un incremento del 64% en comparación con el mismo periodo del proceso electoral 2017-2018. De ese tamaño el aumento en la descomposición y violencia. 

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Hace poco más de dos meses, el 4 de marzo, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, presentó una supuesta estrategia para proteger candidatos de las amenazas del “partido de la delincuencia”. “Como bien dijo el señor presidente ‘se heredó el partido de la delincuencia organizada’; y no permitiremos que ellos decidan o amenacen. Haremos todos lo necesario para proteger a los aspirantes en este proceso, para que quien decida sea el pueblo, la ciudadanía”, dijo en la mañanera del presidente López Obrador.

 ¿Ha funcionado esa estrategia? Desde ese día y hasta ayer, en el país han asesinado a 31 políticos. En los tres meses previos a la presentación de la misma, mataron a 24. El dato es contundente. Más homicidios después de la supuesta estrategia que se implementa.

Nada vulnera más la democracia y amenaza la libertad de los ciudadanos a decidir por quién votarán o no, que las balas del crimen, que pueden poner y quitar candidatos; que pueden matar candidatos. 

Por eso es tan necesario que en los crímenes no haya impunidad, que se esclarezcan, que haya justicia, que haya verdad. Por eso, también, lucrar con las muertes, con la violencia y llevarlas al terreno de lo electorero, no solo es miserable en términos humanos, sino peligroso para la gobernabilidad.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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