COLUMNA INVITADA

Hasta Al Capone fue defraudado

El fraude apela a la urgencia económica tanto como a la codicia

OPINIÓN

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Salvador Guerrero Chiprés/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para que Al Capone, así como su legendaria y poderosa impunidad fuera contenida, fue necesario, antes que violencia del Estado, el despliegue de una forma del engaño. 

Victor Lustig era un estafador que a mediados del siglo pasado era referido como “el hombre que vendió dos veces la Torre Eiffel”. Tal era su capacidad para embaucar hasta falsamente enajenar el ícono parisino. Y esa habilidad también la aplicó para defraudar al temido Al Capone. 

El timador lo convenció de invertir una fuerte cantidad de dinero en la bolsa, pero se quedó con el capital y le dijo al gánster que todo lo había perdido. 

¿Qué tiene un defraudador que es capaz de engañar hasta al hombre más temido? ¿De qué argucias se vale? 

En 1903, el italiano Carlos Ponzi llegó a Estados Unidos y comenzó a ofrecer un fondo de inversión de alta rentabilidad. Pronto, muchos le confiaron su dinero y, con el tiempo, descubrieron la gran estafa que estaba detrás y que ahora, aún es empleada y se conoce como “estafa Ponzi”. 

Ese es el típico método piramidal, prohibido y penado en nuestros días, que consiste básicamente en buscar inversores que convenzan a otros, y así sucesivamente, y que en estos días se ha detectado en gran escala en países del Caribe. 

Ese mismo esquema lo empleó en la década de 1960 Bernard Madoff, también en Estados Unidos, de quien se estima que llegó a obtener ganancias fraudulentas hasta por 500 millones de dólares. 

El defraudador, en el nivel que sea, apela a la necesidad económica o a la esperanza desde la pobreza o a la expectativa desde la codicia, de víctimas que apuestan por el incremento de su patrimonio de manera fácil y rápida. Crea una fachada a su alrededor que le permite consolidar y dar credibilidad al engaño. 

Actualmente, las condiciones económicas familiares o de pequeños empresarios y comerciantes han sido aprovechadas por timadores que, a través de supuestas financieras, ofrecen los llamados “préstamos fáciles”. 

En los últimos meses, los reportes del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México por este tipo de fraudes vienen en aumento, y se ha consolidado una base con cerca de 150 nombres de falsas empresas que ofrecen créditos. 

La información y el conocimiento son fundamentales en la prevención de fraudes como estos. Ante la capacidad de convencimiento de los defraudadores y lo atractivo de acceder a esquemas crediticios sin requisitos es necesaria la prudencia. Las decisiones precipitadas no favorecen a las víctimas. 

El fraude apela a la urgencia económica tanto como a la codicia.  

La desconfianza ante peticiones sospechosas, como hacer una transferencia bancaria o depósito por medio de una tienda de conveniencia para una supuesta apertura de crédito, impidió que 31% de las víctimas cayera en el engaño. 

Vivimos tiempos difíciles. La propia Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, lo ha reconocido, mientras ha convocado al temple de la ciudadanía. No es momento de decisiones precipitadas, es tiempo de confianza cautelosa. 

POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
PRESIDENTE DEL CONSEJO CIUDADANO PARA LA SEGURIDAD Y JUSTICIA DE LA CIUDAD DE MÉXICO 
@GUERREROCHIPRES

dza