Regresa como se fue. Diciendo una cosa, haciendo otra. Vuelve carente de rigor, incoherente, irresponsable. Hugo López-Gatell reapareció el miércoles pasado, a 19 días de dar positivo a COVID-19, y lo hizo retratándose de pies a cabeza, contradictorio e incongruente, como desde hace un año ya, cuando comenzó a gestionar de manera desastrosa la pandemia.
México está por llegar a los 200 mil decesos en la cifra oficial, pero el subsecretario de Salud, vocero del gobierno y responsable de la estrategia, no deja de dar bandazos.
Aseguró que aún “tiene carga viral y es contagioso”, por eso no fue a la conferencia de la secretaría de Salud. Dijo que tiene alta médica, pero no epidemiológica, por eso trabajará de manera virtual, desde su casa.
Lo que no dijo —hasta que fue exhibido— es que ese mismo día, cuando se hizo otra prueba y dio positivo a COVID nuevamente, decidió salir a dar la vuelta en las calles de la colonia
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Condesa, en la CDMX. Sabiéndose positivo y con riesgo de contagiar, tomó la decisión de salir. Por momentos, incluso, realizó su caminata sin cubrebocas.
La estampa lo muestra de cuerpo entero. Si de algo puede servir, a estas alturas, el subsecretario, es como ejemplo de todo lo que no debe hacerse. Ha fallado en cuanto ha dicho, ha equivocado pronosticando desde “picos” hasta aplanamiento de curvas”, por no hablar del número de decesos.
Estamos más de tres veces arriba de su escenario “más catastrófico” de 60 mil muertes. Su gestión no resiste la mínima revisión. Con su reaparición, de nuevo, queda exhibido sin ayuda de nadie.
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Ya descubierto en la imprudencia, López-Gatell hizo lo que mejor saber hacer: se lavó las manos y culpó a los medios de comunicación.
Acusó a directivos, periodistas y columnistas de vivir “del morbo, la especulación y la intriga” y “usar rumores”. Aseguró que “ese tipo de notas están basadas en la especulación”.
¿Cuál especulación? ¿De qué rumores habla? ¿Cuál intriga? Ningún medio le pidió salir de casa siendo positivo, ninguno le sugirió quitarse el cubrebocas teniendo posibilidad de contagio, ni mucho menos aparecer esa misma noche para explicar que se había realizado otra prueba y, al seguir teniendo COVID, permanecería en casa.
Mintió aplanando la curva desde abril. Mintió asegurando que el “pico” llegaría en mayo. Mintió hablando del fin de la pandemia en el Valle de México para finales de junio.
Mintió sobre que no se necesitarían hospitales especiales para pacientes de COVID. Mintió señalando que el nuevo coronavirus era más leve que la influenza. Lo suyo es la mentira. Miente como respira. Vaya, hasta su equipo mintió y ocultó su hospitalización durante su convalecencia. Y ahora regresó como se fue: mintiendo.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN
avh