TRES EN RAYA

Gobierno bipolar

Pasamos de que había suficiente dinero para comprar vacunas, a la necesidad de desaparecer fideicomisos para adquirirlas

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Dicen que del odio al amor hay solo un paso. Aplica lo mismo al revés. Y en tiempos de la 4T sólo se requiere tener cierto o mucho renombre para correr el riesgo de ser retratado como culpable de los yerros y omisiones del gobierno federal. Ahora le tocó el turno al organismo multinacional por excelencia: las Naciones Unidas.

López Obrador aseveró que “la ONU tiene que intervenir porque parece un florero; está de adorno”. Eso al respecto del suministro de vacunas antiCOVID a través del mecanismo COVAX.

Curioso: en cuestión de días la posición de México, expresada a través de su gobierno, pasó de interponer una denuncia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas a denunciar a dicho organismo. Pareciera que el enojo del presidente mexicano se debe, entonces, a que ese “florero” no le pertenece ni le dice que sí a todo.

Si bien México firmó y pagó —es lo que nuestras autoridades afirman—, el esquema mencionado señala sus propios tiempos para abastecer de vacunas a determinadas naciones que lo han conformado.

El reclamo de México resulta infundado. Tan es así que el día de ayer COVAX empezó ya la distribución de las vacunas entre las naciones más necesitadas. Ghana, uno de los países más pobres del mundo, recibió el primer embarque de vacunas.

Culpar a la ONU, o al mecanismo, de que México aún no recibe vacunas es obviar que nuestro país adquirió solamente 51.5 millones de dosis, con las cuales se podrá inocular a 25.75 millones de mexicanos. Para el resto del abastecimiento existen los otros contratos signados por nuestra nación, los cuales el mismo gobierno clasificó de información reservada, siendo que podrán ser consultados por la ciudadanía hasta dentro de cinco años.

Tampoco es válido decir que COVAX no ha entregado las vacunas, cuando se anuncian compras de otros países. Son aspectos diferentes. Lo que cada país haya adquirido poco o nada tiene que ver con este mecanismo internacional mediante el cual se acordó distribuir cierta cantidad de vacunas tanto para países que pagaron como para los que no pudieron pagar.

Y si bien a nivel mundial estas han tardado en llegar (en la mayoría de los casos por desabasto en la materia prima para fabricarlas; y en el caso de Estados Unidos se suma el freno total por el mal tiempo en Texas la semana pasada), en nuestro país se usa a COVAX para ocultar que México no compró —o tardó en hacerlo— vacunas suficientes para poder inocular a tiempo a nuestra población.

López Obrador dice: “se crea un mecanismo en la ONU pero no está funcionando, es totalmente injusto.  ¿Dónde está la fraternidad universal?” La respuesta es que el esquema sí está funcionando y los países más necesitados ya empezaron a recibir la vacuna.

Su reclamo también demuestra memoria selectiva. Allí está Naciones Unidas, por ejemplo, a través de su Oficina de Servicios para Proyectos (UNOPS), apoyando a la administración de la 4T al hacer pública en su página la venta del avión presidencial TP-01 para posibles compradores, donde incluye las especificaciones técnicas de la aeronave. (https://www.ungm.org/Public/Notice/85980)

El discurso del gobierno de la 4T es tan bipolar en el tema de las vacunas contra el covid como se requiera. Pasamos de que había suficiente dinero para comprarlas, a la necesidad de desaparecer los fideicomisos para de ahí obtener los recursos para adquirirlas. Los fideicomisos se extinguieron por decreto y de ese dinero no se volvió a saber nada. Aunque posteriormente se dijo que sí fue suficiente, Morena clamaba que los partidos políticos tendrían que ceder sus abultados presupuestos para adquirir las dosis. Ahora se reclama a las Naciones Unidas; se dice que las vacunas están siendo acaparadas por diversos países y que la ONU no hace nada al respecto.

La narrativa de la administración federal es, si no esquizofrénica, ciertamente bipolar. Y eso no puede ser bueno.

POR VERÓNICA MALO

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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