COLUMNA INVITADA

La venta de nuestro patrimonio

En el estudio del México antiguo los objetos artísticos son la fuente principal, y a veces la única, que tenemos para reconstruir nuestro pasado

OPINIÓN

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Bernardo Noval/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos días la casa de subastas Christie’s, realizó en París la subasta “Quetzalcoatl: serpent à plumes”, donde se vendieron piezas prehispánicas, a pesar de las protestas del Gobierno mexicano en detener la comercialización de estos objetos artísticos.

Christie’s logró adjudicar casi todos los lotes, recaudando tres millones de dólares y en muchos de los casos,  algunas de las piezas alcanzaron una suma más alta de su precio de salida; como la máscara teotihuacana de origen apócrifo que por años estuvo en la colección del hijo menor del artista francés Henri Matisse.

En el estudio del México antiguo los objetos artísticos son la fuente principal, y a veces la única, que tenemos para reconstruir nuestro pasado. Como señala el arqueólogo Leonardo López Luján “Cuando un objeto arqueológico no es debidamente extraído y documentado en su contexto, se destruye o degrada severamente su significación científico-cultural, dejándole un mero valor fetichista destinado a saciar la ambición del coleccionista. La pieza que llega así al mercado poco ayuda a la comprensión del pasado y al siempre urgente diálogo intercultural.”

La comercialización de estos objetos artísticos a través de subastas, no es nuevo, ya han sido varias las ventas a lo largo de tiempo que se han organizado a plena luz del día y con ayuda de todos los reflectores para lograr su “éxito”. Por citar solo algunos ejemplos, en abril de 2013, la Casa Sotheby’s en París, organizó la subasta más grande de arte prehispánico de la que se tenga registro y frente a la que el gobierno de México no pudo hacer absolutamente nada. Otro caso similar, fue la subasta que ese mismo año llevo a cabo la Casa Lempertz, en Alemania, ofreciendo un total de 25 piezas precolombinas sobre las cuales no se pudo comprobar su procedencia lícita.  

La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Históricas y Artísticas, promulgada en 1972, señala en su artículo 27, que son “propiedad de la Nación, inalienables e imprescriptibles, los monumentos arqueológicos muebles e inmuebles”, por lo que la propiedad sobre los mismos pertenece única y exclusivamente a los mexicanos. Sin embargo, dicha ley no se ha actualizado a casi 50 años de su publicación, haciendo de esta normatividad algo obsoleto en el ámbito de las penas sugeridas; pese a que la exportación de bienes culturales, se ha cuantificado como el tercer negocio que a nivel mundial genera más ganancias.

Asimismo, la ley debe adecuarse a la sofisticación de las bandas traficantes del patrimonio cultural, pues los grupos dedicados al saqueo de zonas arqueológicas operan con tecnología igual o superior a la que cuentan centros de investigación. De igual forma, se debe trabajar en acciones precisas actualizando las leyes vigentes y especificando qué hacer en los casos en que dichos objetos artísticos se comercialicen -como firmar tratados internacionales para modificar leyes sobre importación y venta de patrimonio obtenido ilícitamente- pues es innegable que la venta de estas piezas seguirán fomentándose. Tal es el caso, que el pasado viernes 12 de febrero, la Casa Hotel Drouot, con sede también en la ciudad luz, vendió seis obras originarias del territorio mexicano en su subasta “Arte primitivo”, siendo esta la tercera subasta en lo que va del año donde se venden piezas arqueológicas de México.

POR BERNARDO NOVAL
CEO MUST WANTED GROUP
@BERNIENOVAL
@MUSTWANTEDG 

 

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