COLUMNA INVITADA

BCS, guerra de baja intensidad en Morena

La senadora Jesús Lucía Trasviña, quien con un estilo enjundioso pero que toca la vulgaridad, decidió competir por esa candidatura

OPINIÓN

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Adriana Moreno Cordero / Columnista Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ahora que en Morena la disputa por candidaturas y candidatos está a todo lo que da, otras han perdido atención, quizás porque no han generado los radicales conflictos que evidencian la división que hay al seno del partido oficial; contradicciones que resultan muy peligrosas si se toma en consideración que falta poco tiempo para las elecciones de junio.

Baja California Sur, gobernada por el panista Carlos Mendoza Davis, es un ejemplo. A finales del año pasado, el dirigente nacional morenista, Mario Martín Delgado, le alzó la mano como candidato triunfador al súper delegado en la entidad, Víctor Manuel Castro, quien ante berrinches de quienes compitieron con él, llamó a respetar la democracia interna en el partido.

Pese a contar con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, el también senador con licencia hubo de sortear otros obstáculos, uno de ellos con nombre y apellido: la senadora Jesús Lucía Trasviña, quien con un estilo enjundioso pero que toca la vulgaridad, decidió competir por esa candidatura; se dijo dispuesta a participar por ser el perfil idóneo, “como luchadora social, mujer de izquierda y comprometida con los más pobres y necesitados”.

La senadora Trasviña está muy lejos de cubrir el perfil aunque asegura que conoce el estado “de pe a pa” y para comprobarlo, baste revisar su trayectoria como legisladora. Sin embargo, trascendió que la señora Trasviña se lanzó  para ponerle “piedras” en el camino al ahora abanderado morenista a la gubernatura sudcaliforniana.

Aquellos que no quedaron conformes con las encuestas internas que le dieron el triunfo a Víctor Castro, armaron dicha estrategia y presuntamente, se aliaron con Lucía Trasviña para ver si en este proceso  las preferencias se inclinaban haca otro lado.

Esto bien puede ser considerado como una guerra de baja intensidad a lo interno del partido oficial; una especie de “fuego amigo” que en Morena, es cosa de todos los días, al igual que los escándalos y acusaciones de favoritismo y falta de equidad en las encuestas internas en el partido oficial.

Retomando la trayectoria de Lucía Trasviña, ésta es nula y lejos de mejorar ha terminado por denigrar la actividad legislativa. Quién no recuerda la fotografía que subió a las redes la morenista, donde orgullosa posó mostrando una pistola como un accesorio que supuestamente, la hacía ver más radical como mujer.

Tampoco son desconocidas sus múltiples participaciones en la tribuna de la Cámara Alta, donde hace gala de un florido lenguaje altisonante en el que sin argumentos sólidos, insulta y descalifica a la oposición, como en aquella sesión en donde se desaparecieron los Fideicomisos. Ese es el nivel de quienes protagonizan esta guerra de baja intensidad.

POR ADRIANA MORENO CORDERO
COLABORADORA
MORCORA@GMAIL.COM