El legado que la humanidad reconoce en Mahatma Gandhi es inconmensurable. Político, filósofo, abogado y pacifista, dejó una huella imborrable no solo como libertador de la India, Premio Nobel de la Paz o líder global, sino como ser humano. En esta última dimensión es donde pueden aquilatarse las motivaciones que llevan a una persona ordinaria, con defectos y virtudes, a superarse a sí misma y convertirse en un referente que trasciende fronteras y épocas; por ello, el mayor legado se queda en la intimidad de una familia, ahí donde se requiere una gran congruencia para poner en práctica lo que se busca profesar fuera del núcleo primario que nos permite erigirnos en sociedad. De sus cualidades como ser humano tuve el privilegio de abrevar de su nieto, Arun Gandhi, a quien entrevisté para los micrófonos de Resonancia, mi programa sabatino.
Mahatma Gandhi sigue vivo, no solo en sus postulados y su obra, sino en su descendencia. Tal es el caso de Arun Gandhi, su nieto, quien tuvo la oportunidad de vivir algunos años a lado de Bapuji, como él le llamaba. Arun vivía en Sudáfrica, enuna época compleja:
"Era un tiempo en el que había muchas tragedias en Sudáfrica, todo mundo se odiaba sobre todo por el color de la piel y todo este odio se traducía en abuso físico. Por ejemplo, cuando tenía 10 años de edad fui golpeado por personas de color blanco, lo cual me llenó de furia, de enojo, simplemente quería justicia ojo por ojo, lo cual se convirtió en una obsesión. Entonces comencé a ejercitarme, a entrenar para ser más fuerte y defenderme”.
Al ver que la ira dominaba al pequeño Arun, su padreManinal, segundo hijo de Mahatma, decidió a finales de 1945, enviarlo a vivir con su abuelo a la India. Ahí tuvo frente a frente, desde la intimidad del amor de abuelo a hijo, no al estadista, sino al ser humano:
“Mi abuelo era un hombre muy respetuoso y amoroso, que trataba a todos por igual, tenía una gran habilidad de poder ver a las personas como seres humanos y no etiquetarlas por su raza o por el color de su piel… Algo que es muy importante en nuestros días, porque tenemos que entender que la tolerancia no lo es todo, sino aceptar a las personas como son. En primera respetarnos a nosotros mismos para que de esta manera podamos reducir significativamente los conflictos que hoy en día tiene nuestra sociedad”.
Arun nació en 1934, el activismo de su familia dificultó que pudiera crecer como un niño normal, a cambio, recibió grandes enseñanzas de una de las figuras más icónicas de la humanidad:
“Durante el tiempo que viví con él, Bapuji me enseñó cosas muy importantes; una de ellas fue dejar de vivir con odio y que el enojo es como la electricidad, nos puede ser muy útil, pero si abusamos de él podría terminar matándonos, es por ello que tenemos que canalizar esta energía eléctrica y utilizarla para el bien de la humanidad”.
Mahatma Gandhi vivía su filosofía de no violencia en lo público y en lo privado, así pudo constatarlo ese pequeño niño que transformó su vida con las enseñanzas de su abuelo:
“En efecto, es toda una filosofía, normalmente la gente piensa que la no violencia es vivir sin guerra, lo cual no es cierto, porque debido al estilo de vida que hemos elegido todos los días estamos ante un tipo de violencia en la queel dinero es un gran factor, porque nos hace codiciosos, nos hace egoístas, nos hace centrarnos en nosotros mismos; todos quieren tener el pedazo más grande del pastel y se pelean los unos con otros con tal de llegar a la cima, tenemos que entender que en la vida no todo es dinero o hacer dinero, tenemos que aprender a vivir en armonía y en paz con la naturaleza, con nosotros mismos y con otras personas”.
Si la ira es como la electricidad, entonces está presente en todo ser humano y Mahatma no era la excepción, no obstante, su virtud era que la potenciaba para bien, la moldeaba en sus adentros para proyectarla en su vida diaria:
“Claro, la gente no lo imagina, pero Mahatma también sintió ira, llegó a gritarle a su esposa, hasta que un día se dio cuenta que podía canalizar ese enojo para bien, transformándose primero él, para entonces, intentar transformar a la humanidad con su filosofía de no violencia”.
Gandhi fue un referente de lucha no violenta como factor de construcción de paz, de cohesión entre las naciones, de igualdad y no discriminación, como un pilar indispensable para retomar el rumbo como humanidad:
“Bapuji identificaba cinco pilares de la no violencia, estamos hablando de respeto, amor, entendimiento, apreciación y aceptación. Porque tenemos que respetarnos los unos a los otros, respetar nuestra conexión con la creación, entender quiénes somos, para qué venimos y por qué estamos aquí, tenemos que aceptarnos nosotros mismos como seres humanos y no ponernos etiquetas por el color de la piel o las ideas”.
Siendo un joven abogado en Sudáfrica, Gandhi comenzó a ver las injusticias que producen las diferencias raciales, el hambre de poder y de dinero. Ahí comenzó su lucha, partiendo de la auto transformación para generar una aportación significativa a la humanidad:
“Considero que la no violencia es su legado más importante porque hoy podemos ver como la violencia se ha apoderado de nuestras vidas, simplemente lo vemos a diario, por ejemplo, en los ataques en las escuelas, en el tiroteo que hubo en una escuela de Texas donde 8 niños fallecieron, esta es una noticia que se está convirtiendo en algo muy normal pero, es demasiada violencia, este no es el camino que tiene que tomar la civilización para poder sobrevivir, todo esto nos está llevando ala destrucción”.
Practicar la no violencia es entonces el reto más grande de la humanidad:
“La manera de enseñar a los demás a que practiquen la no violencia es con el ejemplo. Si nosotros les mostramos primero respeto y amor, ellos también nos pueden mostrar amor y respeto de regreso, todo esto es algo muy simple, muy sencillo que tenemos que practicar nosotros mismos cada día, tenemos que empezar a analizarnos a nosotros mismos, saber cuáles son nuestras propias debilidades y es así como a diario yo elegiría una de estas debilidades y la transformaría en una fortaleza, es así como cada día vamos air cambiando nuestros hábitos para convertirnos en mejores personas”.
Cuando dejó a su abuelo, Arun ya no era el mismo, había crecido en estatura y en espíritu y estaba listo para convertirse en un buen ser humano, practicando las enseñanzas de Bapuji, como lo ha hecho a lo largo de su vida como activista y escritor, porque tal como el gran Mahatma solía decir:“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.
POR MARCO ANTONIO MENDOZA BUSTAMANTE
ESCRITOR Y DIPUTADO FEDERAL
PAL