DESDE AFUERA

México y EEUU: otra vuelta a la rueda

Los problemas pueden estar en temas como energía y medio ambiente, donde la agenda de Biden parece en abierta contraposición con el programa de gobierno de López Obrador

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

La buena noticia es que las cuestiones de migración, que fueron un foco de tensiones y presiones durante los últimos cinco años, pasarán probablemente a un plano positivo y quizás hasta brillante en la relación bilateral México-Estados Unidos.

La mala noticia es que hay temas, en especial la cuestión de energía –desde inversión hasta generación– y medio ambiente, regulaciones laborales y seguridad donde se esperan problemas, debido a la diferencia de agendas entre el gobierno entrante del demócrata Joe Biden y el del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El tema migratorio depende en gran medida de lo que Biden pueda hacer, más allá de la promesa de reformar las leyes migratorias de su país. Pero tal determinación deberá pasar por un Congreso donde tiene mayorías mínimas y el rechazo casi pavloviano de una fracción importante de la bancada republicana.

Con todo, al igual que la situación que llevó a la creación del programa de los "Soñadores" durante el gobierno de Barack Obama, queda siempre la posibilidad de soluciones por decreto. Para Biden, el tema de migración y de refugiados es un punto importante de su programa de gobierno.

Y nadie espera que recurrirá a presiones comerciales para que México participe en alguna forma de esa solución. 

Los problemas pueden estar en temas como energía y medio ambiente, donde la agenda de Biden parece en abierta contraposición con el programa de gobierno de López Obrador.

En términos simplistas, Biden promueve la inversión y el uso de energías limpias, así como la sustitución de los combustibles fósiles. El gobierno López Obrador está en el proceso de construir una refinería de petróleo y la Comisión Federal de Electricidad, favorece el uso de combustibles fósiles y más contaminantes, como petróleo y carbón, para sus plantas.

Añádase las protestas de inversionistas externos en generación de energía por medios alternativos, literalmente desplazados por medidas de la CFE en favor de métodos menos “limpios", pero bajo su control para tener los inicios de al menos divergencias públicas serias.

Otro potencial punto ambiental de roces puede ser el uso del agua en la frontera común.

El cumplimiento de regulaciones laborales incluidas en el Tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), sobre todo en términos de los productos que se exporta al mercado estadounidense es, potencialmente, una fuente de conflictos. 

La izquierda demócrata y los sindicatos estadounidenses no aprecian que definen como ventajas indebidas en detrimento de sus afiliados, como mano de obra de bajo costo.

La cuestión de seguridad es más simple, pero igualmente seria. La cooperación bilateral en el combate al narcotráfico está en vías de renegociación, mientras la entrada de drogas a los EEUU no se ha reducido y los cárteles mexicanos son considerados como una amenaza a la seguridad nacional estadounidense.

Lo cierto en todo caso es que los dos países se preparan para abordar viejos problemas en una nueva era en las relaciones bilaterales. 

POR JOSÉ CARREÑO
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1