LA ENCERRONA

El agotamiento de la democracia

“La mayoría de los quiebres democráticos no los provocan soldados ni generales, sino los propios gobiernos electos”

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Hablar de América Latina es, de manera concreta, referir a una región del continente americano, misma que comparte historia, idioma, conquistadores y sus saqueos, cultura, alimentación, períodos independentistas, visión, formas de hacer política, crisis económicas y una larga lista de etcéteras. Sin embargo, en este espacio solo quisiera tomar en cuenta los aspectos políticos y sociales que compartimos desde el Río Bravo hasta Tierra de Fuego.

En este sentido, sabemos que en toda la región, en el siglo XX, compartimos la situación política de gobiernos dictatoriales, unos cruentos y otros sistémicos, así como la transición de estos regímenes hacia un presidencialismo y una incipiente democracia, misma que hoy no termina por consolidarse. En la actualidad podemos observar que estos regímenes presidencialistas no hacen mucho por cambiar -en sentido positivo- la realidad social, política y económica de los países que conforman esta región.

Hemos visto un desfile de presidentes, ya sean de derecha o de izquierda, que no pueden resolver las vastas problemáticas latinoamericanas, como la pobreza, desigualdad económica, corrupción, fortalecimiento de instituciones, populismo, entre otros  (léase como una generalización en la región). Quizá sea una “falla de origen” adoptar el sistema presidencial y no el parlamentarismo o el semipresidencial o el semiparlamentario. Este planteamiento no es algo reciente, desde la academia de los países latinoamericanos, de Estados Unidos y de Europa, principalmente, surgen estas inquietudes.

Solo un ejemplo de lo anterior es el multicitado libro “The breakdown of Democratic Regimes”, una compilación de cuatro textos editados y publicados por la Universidad Johns Hopkins realizado por Juan Linz y Alfred Stepan, en el cual desmenuzan el tránsito democrático -y antidemocrático- de la región, así como una comparación con Europa. Esta compilación nos lleva de la mano a través del tiempo y, en sus últimas partes, se enfoca en este derrumbamiento del régimen democrático, poniendo en relieve el quehacer gubernamental, los gobiernos de un solo hombre (caudillismo latinoamericano) y de las transiciones fallidas, más allá de las situaciones socioeconómicas propias de nuestra latitud.

Otro título más reciente y que amplía el panorama a las crisis de la democracia en todo el orbe es “Cómo mueren las democracias” de la autoría de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, donde realizan un análisis de la llegada de Obran en Hungría, Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil; el auge de movimientos extremistas como Vox en España o los seguidores de Marie Le Pen en Francia. Según estos autores, personajes “antisistémicos” que se vuelven parte del gobierno y -al igual que Linz y Stepan-, comentan que “la mayoría de los quiebres democráticos no los provocan soldados ni generales, sino los propios gobiernos electos”.

Así pues, debemos de ser más conscientes que las ciudadanías han cambiado y los regímenes permanecen cada vez más anquilosados. El debate está sobre la mesa y ha llegado el momento de retomarlo con seriedad y con urgencia. ¿Nuestra región y, particularmente, México está preparado para cambiar de método de gobierno? ¿Será esta la salida al estancamiento del régimen? Las respuestas son complejas, pero necesarias, puesto que lo único seguro es el agotamiento de la democracia como la conocemos hoy, del sistema de partidos y de la confianza de la sociedad hacia los gobiernos.

 

POR ADRIANA SARUR
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