Un grupo de alrededor de 500 restauranteros publicaron un desplegado que circuló por todo el país exigiendo a Claudia Sheinbaum y Alfredo del Mazo considerar a la industria una actividad esencial para abrir y recuperarse económicamente, rescatar empleos o morir.
Es innegable que uno de los daños económicos más severos del COVID-19 fue a los restaurantes, que en todo el mundo han tenido que ir brincando por lo menos desde marzo pasado, un obstáculo tras otro.
La situación para el 2021 no pinta mejor, y ahora que se terminaron sus ahorros, lanzaron un grito de auxilio, curiosamente a un ente que no ha demostrado ser ni sensible ni eficaz en casi ningún área de la vida cotidiana, económica y social: el gobierno de la Ciudad de México.
Claudia Sheinbaum quien ya no puede continuar echándole la culpa al pasado en áreas como esta, simula, evade, le da la vuelta al problema, no lo atiende y sólo les ofrecen eliminar el impuesto sobre nómina para enero, !Un sólo mes!. De ese tamaño fue la respuesta.
Sin embargo, el problema es más profundo, porque no es únicamente el grito de ayuda de unos restauranteros que tienen la posibilidad de pagar desplegados, quienes fuera de la cámara de la industria lanzan el reclamo. No solo es el desdén del gobierno o su notoria ineptitud.
Sino que debajo de este asunto, todavía no se asoman ni se dan cuenta (gobierno y empresas) que la economía es una cadena de valor y una serie de eslabones productivos que caminan de forma conjunta donde el resultado final está en los restaurantes, porque detrás de cada platillo que se sirve, existen millones de productores y campesinos abandonados, distribuidores quebrados que los restauranteros sometieron en el camino. Frutas, verduras carne, pescado, servilletas, sillas, mesas, lámparas, etc.
Ellos no tienen voz, nadie los escucha, no tienen por donde reclamar y ahora, los restauranteros apenas los nombran, se aprovechan de ellos y hasta pretenden cobrar por ellos.
Todo con el pretexto de "o nos ayudan o cerramos". Por su parte, el gobierno sin atender más que el problema mediático y la pequeña crisis que enfrenta en la materia, ofrece “una curita” y se olvida por completo del asunto.
Justo a principios de agosto del año pasado señalé en este mismo espacio a varias de las empresas que firmaron el desplegado como AyB propietaria de los restaurantes Entre Fuegos, Piacevole, La Que Manda, Cantina Salón Sol de Eduardo Ramos; Torino, Puntarena y Porco Rosso de Federico Rigoletti, quienes más han abusado de un esquema económico leonino y desproporcionado que en tiempos económicos de bonanza, facturaban millones de pesos y sometían a sus proveedores, condicionaban a los dueños de inmuebles y festejaban a los políticos que cotidianamente acudían a sus restaurantes.
Comprendemos los números que señalan que tan sólo en el Edomex se tienen registrados 70 mil restaurantes que generan 340 mil empleos. Hasta el momento han cerrado 10 mil, con una pérdida de 50 mil empleos. A nivel nacional la industria dice generar 5.6 millones de empleos, que a finales del 2020 se habrán perdido 450 mil.
Todos esos hechos demuestran que Claudia Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador y Alfredo del Mazo, no entienden absolutamente nada de lo que ocurre en el país, ni en lo general, ni en lo particular. No saben aproximar el problema, a los restauranteros y la economía nacional.
De esta manera el gobierno como coloquialmente se dice ni picha, ni cacha, ni deja batear. Y los empresarios graciosamente piensan que la economía depende de ellos.
Nada de eso es así, porque la economía se mueve a través de cadenas productivas, ya es momento de considerarla de una manera responsable, sería, pero sobre todo justa.
POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ