En el convulso escenario político de Sinaloa, la relación entre Héctor Melesio Cuén Ojeda y Rubén Rocha Moya ha sido una suerte de espejos enfrentados, reflejando una esencia similar pero destinados a la confrontación. Ambos nacieron en Badiraguato, un municipio cuya historia está profundamente entrelazada con las complejidades del poder en la región.
Ambos fueron rectores de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), compartiendo una vocación por la educación y la política. Y ambos, en su momento, aspiraron al poder supremo en el estado. Sin embargo, mientras uno alcanzó la gubernatura, el otro quedó relegado, observando desde una distancia cada vez más insalvable. A pesar de sus similitudes, sus diferencias se convirtieron en abismos irreconciliables.
La alianza política que llevaron a cabo en las elecciones de 2021 fue, en su momento, vista como un movimiento maestro. Morena vio en el Partido Sinaloense (PAS) de Cuén un aliado estratégico. El PAS, con su arraigo local y su enfoque en temas como la educación y la salud, ofrecía a Morena una base sólida en Sinaloa, un estado donde el poder se ha tejido históricamente a través de complicadas redes de lealtades y acuerdos.
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La campaña electoral fue un ejercicio de sinergia política. Morena aportó su poderío nacional y la figura de López Obrador, mientras que el PAS movilizó su maquinaria política local, asegurando votos en zonas clave del estado. Juntos, lograron lo que pocos creían posible: no solo ganar la gubernatura con Rocha Moya a la cabeza, sino también obtener una mayoría significativa en el Congreso local y asegurar varias presidencias municipales. El futuro parecía prometedor, pero las semillas del conflicto ya estaban plantadas.
Apenas unos meses después de la elección, la relación entre Rocha Moya y Cuén comenzó a mostrar signos de tensión. Rocha, quien desde el principio había dejado claro su alineación con las políticas centralistas de la Cuarta Transformación, empezó a tomar decisiones que incomodaron al PAS. Cuén, por su parte, esperaba un papel más protagónico en el gobierno, un reconocimiento de su peso político en la región. Pero Rocha, fiel a su estilo, comenzó a centralizar el poder, relegando a Cuén y su grupo a un segundo plano.
Las diferencias, que inicialmente parecían manejables, pronto se convirtieron en insalvables. Rocha, con su visión de un gobierno alineado completamente con las directrices de la Cuarta Transformación, comenzó a reducir la influencia del PAS en su administración. Cuén, quien había apostado mucho en esta alianza, se sintió traicionado. Las tensiones estallaron públicamente en mayo de 2022, cuando Rocha destituyó a Cuén de su cargo como secretario de Salud. Este movimiento fue un golpe directo a Cuén, y dejó claro que la relación entre ambos había llegado a un punto de no retorno.
A partir de ese momento, el conflicto se intensificó. El gobierno de Rocha comenzó a tomar medidas que fueron interpretadas como un intento deliberado de debilitar al PAS. Miembros clave del partido fueron excluidos de cargos importantes, y se empezaron a revocar acuerdos y convenios que beneficiaban al partido de Cuén. Paralelamente, Rocha comenzó a lanzar críticas públicas hacia Cuén, cuestionando su actuar político y su influencia dentro de la UAS, un bastión que Cuén había controlado durante años.
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Pero el enfrentamiento no se limitó a las esferas políticas. En febrero de 2023, la batalla se trasladó al terreno legal y administrativo con el inicio de un conflicto contra la UAS. El gobierno estatal promovió la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa, una legislación que, según la universidad, atacaba directamente su autonomía. La ley establecía regulaciones estrictas para la administración de la UAS, algo que fue visto como un intento de Rocha por quitarle a Cuén el control que había ejercido durante tanto tiempo.
Este conflicto escaló rápidamente. La UAS, bajo la presión de las autoridades estatales, comenzó a enfrentarse a denuncias de corrupción y mal manejo de recursos. Las acusaciones contra el rector y otros altos funcionarios universitarios, muchos de ellos cercanos a Cuén, llevaron a una crisis institucional que culminó con la destitución del rector. La narrativa popular era clara: Rocha no se detendría hasta arrebatarle a Cuén el control de la UAS, un símbolo de poder y autonomía que había sido crucial para su influencia en el estado.
El 25 de mayo de 2023, miles de universitarios de la UAS tomaron las calles de la Ciudad de México en una manifestación masiva. Su objetivo era claro: defender la autonomía de la universidad y denunciar lo que consideraban una persecución política orquestada por Rocha. La protesta fue un reflejo de la escalada del conflicto y de cómo este había pasado de ser una disputa política a una lucha por el alma de una institución que, durante décadas, había sido un pilar del poder local en Sinaloa.
El 15 de julio pasado, académicos y universitarios de la UAS llegaron a Palacio Nacional para exigir a la Presidencia de la República exigiera a Rocha Diaz poner fin a la persecución contra esa casa estudios. La manifestación estuvo encabezada por Roberspierre Lizárraga, encargado del despacho de la Rectoría de la UAS.
Ese mismo día, en su conferencia semanal el gobernador Rocha Moya dijo que, según Cuén era sinónimo de corrupción.
--…Ahora lo que debieran decir es “Fuera corruptos de la UAS, fuera Cuén de la UAS, es el corrupto número uno…según lo anuncian como presuntos responsables. Ahí le va a media, no sea que venga lo demás.
El presidente López Obrador pidió a la titular de la Secretaría de Gobernación mediar entre las dos partes en conflicto.
Mientras tanto, los rumores sobre la posible intervención de Ismael "El Mayo" Zambada en el conflicto comenzaron a tomar fuerza. Zambada, conocido por su capacidad de mediación en conflictos del narcotráfico, había sido clave en la liberación de los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán tras su secuestro en 2016. ¿Podría haber hecho algo similar en el conflicto entre Rocha y Cuén?
Aunque esta idea flotaba en el aire, la realidad es que el conflicto entre ambos líderes había llegado a un punto donde la reconciliación parecía imposible. Las diferencias habían escalado demasiado, y la desconfianza mutua era ya un muro infranqueable.
La situación alcanzó su punto más crítico cuando Héctor Melesio Cuén Ojeda fue asesinado el 25 de julio de 2024, el mismo día en que El Mayo Zambada fue detenido en Estados Unidos. Las primeras versiones hablaban de un asalto en una gasolineria de La Presita.
Para muchos, este desenlace era la culminación de un conflicto que había ido demasiado lejos, donde las luchas por el poder y la influencia en Sinaloa habían destruido cualquier posibilidad de entendimiento. La muerte de Cuén no solo marcó el final de su carrera política, sino que también dejó una cicatriz profunda en la política sinaloense, una advertencia de los peligros de los paralelismos irreconciliables.
Rocha ha dicho que el día de la detención de El Mayo él estaba en Los Ángeles, California. Hasta este momento, el gobierno de Sinaloa no ha dado ninguna postura respecto al mensaje del abogado de Ismael El Mayo Zambada.
