El boleto del Metro es cada vez más escaso y al parecer, quedará sólo en las colecciones privadas de sus fanáticas, que gozan de cultivarlas. Ayer, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro anunció que el boleto magnético del Metro iniciará su salida de las taquillas para dar paso al uso único de la Tarjeta de Movilidad Integrada en las 12 Líneas de la red.
Ante el anuncio, el Metro prepara su último tiraje de 14 millones de unidades, las cuales podrán ser adquiridas por los usuarios a partir del 29 de este mes, con el fin de conmemorar la fecha. Sin embargo, este boleto magnético que va de salida tuvo un "hermano" que era comparado con una estrella de rock: el abono.
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Se formaban desde la noche anterior por un abono del Metro
Al inicio de operaciones, de 1969 a 1986 el Metro puso a la venta planillas que contenían cinco boletos, "que eran de un color distinto al boleto unitario, para diferenciar su costo", señala el STC. De abril de 1986 a diciembre de 1995, el Metro sacó a la venta el tan cotizado Abono de transporte, el cual era un boleto especial único, que permitía el acceso al servicio cuantas veces fuera necesario por el mismo costo. Posteriormente, de agosto a diciembre de 1996 vendió otro Abono de transporte y de 1996 a 1998, dio paso nuevamente a las planillas, las cuales contenían 25 boletos cada una.
"Gentíos llegaban desde la noche anterior a dormir afuera de las estaciones, sólo para conseguir un codiciado abono, ese boleto especial con el que se podía viajar las veces que quisiera por el mismo costo", describe Verónica Tavizón en el estudio del caso "Tarjeta del Distrito Federal" para la Universidad Iberoamericana.
Según Tavizón, la gente se presentaba desde las 05:00 horas en la Alameda Central para poder comprar un abono. "La gente esperaba su abono con la misma paciencia y emoción de un fanático frente a una estrella de rock", señala sobre el abono, que fue todo un suceso para los capitalinos y sobre todo, para la economía de aquel momento.