Juana se acostumbró a la muerte luego de que vio uno de los primeros asesinatos que hicieron sicarios del Cártel de Los Zetas donde formaría parte, cuando después de torturarlo finalmente lo mataron con un pesado mazo de hierro que le destruyó la cabeza. La mujer que sería conocida como “La Peque” en el mundo del narcotráfico y el sicariato, se dio a conocer en el circuito criminal por la forma como tomaba la sangre de sus víctimas.
En 2016, La Peque ya estaba en la cárcel y contaba con 28 años de edad. Desde el confinamiento, Juana dijo que aprendió a matar a las personas con la guía de Los Zetas. Cuando fue testigo del primer asesinato, la futura sicaria aseguró que temió por su vida. "Recuerdo que me sentí triste y pensé que yo no quería terminar así", dijo citada por el Daily Mail.
Por embarazarse, La Peque fue sicaria
Sin embargo, tras ese episodio de violencia, La Peque paulatinamente empezó a sentir que los homicidios eran algo cotidiano ya en su vida como integrante de un grupo delincuencial. Durante su relato, la sicaria reveló que llevaba a cabo una filia que comenzó a experimentar hacia los cadáveres decapitados de las víctimas de los narcos.
Al ver no solo decapitadas a las personas además de observarlas mutiladas en cualquier parte de su cuerpo, La Peque sentía la necesidad de tener relaciones sexuales con los cadáveres. Pero sus víctimas tenían un valor agregado más que ofrecer a su ejecutora, ya que la sangre siempre y cuando todavía se mantuviera tibia, era consumida por la narco.
Juana contó que siempre fue una rebelde desde que era una niña y lo recuerda. "Fui rebelde desde pequeña, luego me convertí en una adicta a las drogas y al alcohol". Con un fuerte inicio de su adolescencia, La Peque se embarazó de un hombre que tenía 20 años más que ella, quien tenía tan solo 15 años de edad.
Los castigos que recibía La Peque por Los Zetas
Para mantener a su bebé, Juana afirmó que tuvo que trabajar en la prostitución, fue ahí donde conoció a sus contactos que la vincularon con Loa Zetas, el grupo de narco con formación militar que en su mayoría eran desertores de las Fuerzas Armadas que Heriberto Lazcano alias “El Lazca” y Arturo Decena formaron y fundaron.
Ya como parte del cártel controlado por El Lazca y compañía, La Peque comenzó como una “halcona”, dedicada a vigilar e informar sobre todo lo que sucedía que podría afectar los intereses del grupo de la delincuencia organizada. Su jornada duraba las ocho horas de ley. En caso de que faltara a su puesto, Juana era severamente reprendida al quedar atada y comer solo un taco a diario durante siete días.
Aunque se desconoce si La Peque continúa en prisión o le fue reducida su condena en una de las prisiones de Baja California, su historia la llevó a también ser conocida como la “Cleopatra” del narco porque además de beber la sangre tibia de las víctimas, gustaba de bañarse con el vital líquido de plasma tal como la historia ha mostrado que la emperadora de Egipto así lo hacía.
RM