Además de vapor de agua y ceniza, las exhalaciones que surgen del Popocatépetl suelen estar acompañadas de gases volcánicos, compuestos que, de acuerdo con los expertos, pueden ser potencialmente dañinos a la salud.
Aunque en la mayoría de las ocasiones los gases suelen ser inocuos debido a que se diluyen por la altura de las propias exhalaciones, los expertos de la Universidad de Reikiavik, Islandia -uno de los países con mayor actividad volcánica-, destacan que siempre se deben tener en cuenta.
El dióxido de carbono es, junto con el vapor de agua, el compuesto más abundante en los gases volcánicos, en los que también puede haber compuestos como el sulfuro de hidrógeno, monóxido de carbono, además de los haluros cloruro de hidrógeno, fluoruro de hidrógeno y trióxido de azufre, los cuales, en presencia de agua, se pueden transformar en aerosoles ácidos.
“Los gases volcánicos que imponen los peligros potenciales más importantes son el dióxido de azufre, el dióxido de carbono y el fluoruro de hidrógeno. A nivel local, el dióxido de carbono puede provocar lluvia ácida y contaminación del aire desde un volcán en la dirección del viento. Estos gases pueden provenir de caudales de lava y también de un volcán que entra en erupción violentamente”, señala la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos.
El daño que pueden provocar estos compuestos depende de varios factores, entre los que destacan la altura de la exhalación y la presencia de otras condiciones atmosféricas. Por ejemplo, una concentración alta de estos gases puede provocar lluvia ácida, incluso a kilómetros del lugar de la erupción.
Según el libro “The Encyclopedia of Volcanoes”, la emanación alta de dióxido de carbono puede aumentar la temperatura en zonas altas de la atmósfera, mientras que el dióxido de azufre podría hacer que el termómetro decayera.
Las afectaciones a la salud que pueden causar estos compuestos son variadas, y van desde irritación de ojos y piel, dificultad para respirar y disminución de la capacidad pulmonar, hasta daños severos en el organismo que pueden derivar en la muerte.