A las 20:47 horas del martes 7 de septiembre de 2021 un sismo de 7.1 grados dejó a más de mil familias en la calle.
“Desde hace un año vivimos aquí”, contó Teresa Camacho a El Heraldo de México. La mujer señala una construcción improvisada de madera, cubierta con una lona blanca sucia, que está instalada en el estacionamiento de lo que un día fue su hogar y el de su familia de cuatro integrantes en la colonia El Pedregoso.
Miles de casas y edificios sufrieron daños a su estructura durante el terremoto que sacudió principalmente la periferia y la zona rural de Acapulco, otros quedaron inhabitables y algunos más cayeron. Al menos cuatro personas murieron.
Este miércoles, 365 días después del sismo, muchos de los damnificados siguen en los escombros de sus casas como es el caso de Teresa, quien desde hace un año junto a 599 familias más improvisó un lugar donde dormir.
Los 17 edificios del Fraccionamiento Pedregal Cantaluna, de la empresa Paquimé, en donde vivía Teresa, colapsaron. La constructora ni la aseguradora se han hecho cargo, pese a que la Secretaría de Protección Civil de Guerrero y la Nacional dictaminó que los edificios “casi nuevos” son inhabitables, ya que su construcción estructural no garantiza la seguridad de los habitantes.
En total los damnificados son 15 mil, de los poblados de El Playon, Xaltianguis, Las Tortalitas, Km 40, pueblo Madero, Puente de Fierro y Pablo Galeana, Garrapatas, Cacahuatepec, Las Chanecas, Metlapil, San José Cacahuatepec, El Treinta, El Cantón, Las Marías, La Providencia, Sabanillas y Cruces de Cacahuatepe.
Tan solo en Xaltianguis, una comunidad ubicada a 40 minutos del puerto, 620 familias resultaron afectadas. Aquí, la ayuda momentánea llegó de inmediato. Después, “nos quedamos en el olvido, ya nadie nos hace caso”, relató entre lágrimas Paula Guerrero Castillo.
Detalló que el Gobierno Federal les pidió que no tiraran lo que queda de sus casas para poder recibir la ayuda del programa de damnificados, pero a un año, el apoyo no ha sido entregado ni a la mitad de ellos.
“Hay casas a medias, ahí están, van por partes pero todavía faltamos varios de ser considerados para recibirlo. Nos dieron diez mil pesos, ¿qué vamos a hacer nosotros con eso?, nada, no podemos hacer nada”, dijo.
La ayuda psicológica tampoco llegó para las víctimas. “Nosotros no puede temblar tantito porque luego, luego nos acordamos de lo qué pasó, escuchamos algo mínimo y luego queremos salir corriendo”.
“No fue un temblor, esto fue un terremoto, el más fuerte que le tocó a Acapulco, hay que decirlo fue un terremoto que tumbó nuestra vida”, lamentó.
A pesar de las movilizaciones y bloqueos en la carretera que conduce a la localidad, ninguna autoridad ha continuado con la ayuda para las familias.
“Y quiénes sí han podido reconstruir su casa, es porque les han ayudado sus familiares, porque a nosotros nos pidieron que no tiráramos, nos censaron, nos contaron, pero hasta ahí, después de eso no nos han dado nada más”.
Además del dolor por la pérdida de su patrimonio, Teresa, Paula y centenares de familias acapulqueñas comparten también la incertidumbre, pues aún no saben cuánto tiempo tendrán que pasar ahí.
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