El Nuevo Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la educación básica mexicana planteado por el actual gobierno cambia la perspectiva formativa de los estudiantes mexicanos y la dota con horizontes humanistas, inclusivos, con estrecha vinculación con la comunidad y una visión de pensamiento critico; aspiraciones tan legítimas como loables.
Sin embargo conviene reflexionar sobre tres factores determinantes para su éxito como: la pertinencia, las condiciones institucionales internas y su viabilidad.
La pertinencia del Nuevo Modelo Educativo
El análisis del doctor Manuel Gil Antón, maestro investigador del Colegio de México, es muy puntual y atinado. Su cuestionamiento versa sobre la pertinencia del proyecto educativo, es decir, cuestiona qué es más urgente y qué vale la pena cambiar, si se trata del modelo educativo curricular o hay que revisar a fondo las condiciones en las que se encuentra actualmente la educación básica y sus indicadores educativos después de dos años de pandemia.
No se conoce un diagnóstico por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) acerca de cómo se encuentran las y los alumnos después de la pandemia ni se sabe cuál es el número exacto de alumnos que dejaron las escuelas. También desconocemos cuál es la calidad del aprendizaje de quienes continúan en las aulas y cómo fortalecerlos.
Las respuestas a estas interrogantes seguramente incidirán en el reordenamiento de las prioridades en materia educativa. Es comprensible que la pandemia haya agudizado el rezago y condición de vulnerabilidad de algunos sectores, pero es innegable que la factura educativa es de todos y no sólo del magisterio como único actor que conoce y puede solucionar la situación.
¿Cómo está la educación pública en México post pandemia?
Con base en lo anterior, no soslayemos las actuales condiciones materiales y de organización institucional. Los maestros no solo lidian con las condiciones de vulnerabilidad en las que viven tantas niñas y niños mexicanos, sino con importantes carencias en infraestructura, equipamiento escolar y recursos educativos como la conectividad a internet.
Es necesario preguntarse ¿cómo se logra estimular el pensamiento crítico en aulas que carecen de agua, energía eléctrica e incluso de docentes? ¿Cómo se supera el rezago de aprendizajes vitales como la lectura y escritura con las herramientas de siempre y sin conectividad? Si no existe un canal oportuno de comunicación entre las escuelas y los representantes del Estado, no existen muchas condiciones para un plan educativo como el que se ambiciona por parte del gobierno.
Finalmente nos preguntamos ¿qué tan viable es un Nuevo Modelo Educativo a dos años de finalizar el sexenio que lo originó? En este tiempo no será posible validar si se concretaron a cabalidad las ambiciones que lo justifican, tampoco es posible un cambio en materia educativa que transforme a la educación nacional a nivel histórico, en un período de tiempo tan corto como el que resta del sexenio.
Ningún Modelo Educativo se ha hecho desde la improvisación, por eso el Nuevo Marco Curricular 2022 de la educación básica no es la excepción, pero, las condiciones en las que se ha gestado y los grandes rezagos que no se han solucionado, amenazan con impedir esa educación inclusiva y de excelencia que dicta el artículo tercero constitucional.
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