La persistente fuga del cura pederasta Eduardo Córdoba Bautista, los sacerdotes encarcelados y los 19 que han fallecido durante la pandemia, así como un déficit en la promoción vocacional, son los momentos más difíciles en 10 años de ministerio al frente de la Arquidiócesis de San Luis Potosí destacó el hoy obispo emérito, Jesús Carlos Cabrero Romero.
En conferencia de prensa a manera de despedida luego que el papa nombrara al regiomontano Jorge Alberto Cavazos Arizpe como su sucesor, dijo que se no se va satisfecho, pero sí muy agradecido con la mayoría de los sacerdotes que fueron sus alumnos en el Seminarioy siempre le dieron su respaldo.
Destacó que durante su mandato hubo casos que conmovieron a la Diócesis y a afectaron a las familias potosinas como el de los sacerdotes Guillermo Gil Torres y José de Jesús Cruz Hernández, ambos presos durante un año en el penal de la Pila acusados de abuso sexual contra un menor y un adolescente, aunque luego absueltos y liberados en 2015.
Sobre el caso de Eduardo Córdoba Bautista, acusado por padres de familia en el 2014 de abusar de sus hijos en escuelas privadas católicas de la capital potosina y desde entonces prófugo de la justicia, incluso con una ficha de Interpol en su contra, monseñor Cabrero Romero aseguró que no sabe dónde se esconde ni por qué no ha sido aprehendido, "no supe y no sé de esta situación, no está en nuestra manos responder a todo esto, no sé en qué nivel quedó en el Ministerio Público", adujo.
Aldio que la Arquidiócesis a su cargo siempre colaboró con las autoridades, "aquí el caso se cerró, se presentó a Roma de dónde llegó la respuesta, se le pidió dejar el ejercicio del ministerio pastoral", detalló.
El obispo emérito de la Diócesis de San Luis Potosí también lamentó que durante la pandemia por la Covid-19 lamentablemente 19 sacerdotes murieron, incluso él mismo resultó contagiado, pero pudo superar la enfermedad, "el señor el día que me ponga delante de él, de su santísima presencia, pueda dar mayor precisión respuesta a lo que se ha encomendado, me voy en paz, tranquilo y una iglesia que se ha venido recuperando", espetó.
Finalmente, Cabrero Romero afirmó que la tarea que deja pendiente es la promoción de las vocaciones religiosas, pero insistió en que deja una iglesia en movimiento y no en desaliento, aunque pidió a los padres de familia que promuevan las vocaciones sacerdotales.
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