Marcos era un niño sonriente, “nunca ví que no tuviera ganas de vivir, al contrario, me hablaba de un futuro, de su cumpleaños, del regalo que quería”, recuerda Consuelo, su madre. Al joven de 14 años le encantaban las motos y ya le habían prometido comprarle una, pero un día decidió quitarse la vida: “De un día a otro ya no lo tuve, ya no estaba conmigo, eso me transformó la vida, me transformó mi forma de ser como mujer, como madre, como ser humano”, dice.
Consuelo es una de las miles de madres que en México sobreviven con la pena de haber perdido a sus hijos a consecuencia del suicidio. De esas miles de mujeres que injustamente se preguntan en qué fallaron para que sus hijos decidieran quitarse la vida.
“Un suicidio llega a afectar a 130 personas en su entorno: padres, maestros, conocidos, amigos; queda una culpa, un remordimiento porque no sabemos exactamente qué fue lo que paso”, agrega Yonathya Ramírez, madre de Darshan, quien también se suicidió a los 14 años. Ellas, junto a otras mujeres como Eudes, madre de Victoria, y Guadalupe, mamá de Karina, han comenzado un movimiento para concientizar sobre la gravedad del suicidio y para tratar de encontrar paz entre ellas mismas.
“Nuestro sitio seguro somos nosotras, se escucha egocéntrico, pero sólo nosotras conocemos ese dolor”, señalan. Con un listón amarillo en el pecho, color que fue asignado por la OMS como símbolo de la prevención del suicidio, esas madres llevaron a cabo una caminata pacífica hasta el Zócalo de la ciudad el sábado 19. El llamado es a dejar de estigmatizar el suicidio y tratarlo como un tema de salud pública, abordandolo en las escuelas, públicas y privadas, desde el kinder hasta la universidad.
Nueve de cada diez personas que deciden acabar con su vida expresan claramente su propósito, y año con año, las cifras de casos entre niños y adolescentes aumentan. De acuerdo con el INEGI, en 2020 se suscitaron 8.6 suicidios por cada 100 mil habitantes, entre niños y jóvenes de entre 10 y 17 años. “En el minuto cero que encontramos a nuestros hijos, en ese momento nos morimos con ellos y cambió nuestra vida totalmente, no volvemos a ser las mismas”, dicen.
Algunos signos de alerta son:
- La persona con tendencia suicida de alguna manera avisa
- Cambia patrones de alimentación y sueño
- Hacen cosas muy arriesgadas
- Hablan sobre la muerte
- Se despiden de seres queridos como si ya no fueran a verlos
- Muestran cambios de humor extremos
MBL