En estos días se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana correspondientes al trimestre julio-septiembre de 2022 y resulta que Fresnillo se mantiene como primer lugar nacional en percepción de inseguridad, mientras que Zacatecas capital ocupa el cuarto puesto, con 94.7 y 90.7 por ciento respectivamente.
Esto quiere decir que más de nueve de cada diez zacatecanos de 18 años y más consideran que vivir en su ciudad es inseguro. Los datos son alarmantes y, más allá de los números específicos de homicidios y otros actos delictivos, retratan la realidad que los ciudadanos viven en su día a día en el estado.
Varios grupos de sociedad civil organizada se han dado a la tarea de cultivar actividades de formación ciudadana, prevención de la violencia con cohesión social y de cultura de paz. Tal es el caso de Universidad a las Calles, un colectivo que ha construido y desplegado estrategias en Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo que los gobiernos municipales y el estatal bien podrían adoptar y expandir.
Destacan los casos de sus charlas sobre “manejo de emociones”, de “gráfica para la paz/narrando las emociones”, o de “hacer Ciudad”, donde la arquitecta Shirley Ordoñez guía a los niños de Guadalupe para que diseñen su propia ciudad, privilegiando los espacios seguros y de convivencia.
Además, el colectivo trabaja con vecinos para intervenir lotes baldíos. La estrategia consiste en sembrar y plantar en estos espacios, lo que propicia que la comunidad colabore, converse, comparta alimentos, construya confianza y que incluso integre a los nuevos residentes.
En las bardas y paredes del lugar también son plasmados mulares con sentido comunitario; así el lugar es recuperado y luego enmarcado con una historia gráfica con la que todos se sienten identificados: al final hay una historia práctica-colectiva y una artística que hablan del "nosotros".
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La comunidad es algo que se construye y se cuida
Los miembros del colectivo también impulsan un “Semillero Creativo de Radio”. En él, niños, niñas y jóvenes reciben formación artística con enfoque comunitario, aprenden a manejar su voz y a hablar en público, a trabajar en equipo para conseguir objetivos. El espacio les permite expresarse en el radio, así como compartir y aprender unos de otros.
También llevan a cabo talleres de obras de teatro, cuentacuentos, títeres, guitarra, oficios, habilidades para la vida, arte-reciclaje, tejido, entre otros. En sus “Conversatorios para la Paz” imparten cursos de formación continua para sus miembros y comparten nuevas formas de educación popular y estrategias de cultura de paz.
También llevan a cabo espacios abiertos para la reflexión, donde las comunidades pueden hablar sobre sus nociones de lo que sucede en el espacio público y sobre qué hacer al respecto.
Colectivos como este fomentan la cultura de paz, la prevención de la violencia y la reconstrucción del tejido social a través de procesos de aprendizaje relacionados con el arte y la cultura, la cooperación, el sentido de pertenencia, el territorio, la memoria histórica y el contexto social y económico.
Su experiencia en la práctica, su legitimidad de resultados y su sentido comunitario son cuestiones de las que los gobiernos locales pueden aprender muchísimo. Como alguna vez le dije a Eduardo (Goyo) Goitia y a Cristela Trejo, dos de sus integrantes: muchas gracias por todo lo que hacen. Hoy reiteramos el agradecimiento y la admiración desde aquí, con gusto seré puente si los quieren contactar para reproducir sus prácticas o aprender de ellas.
Por: Miguel Moctezuma Barraza, consultor de políticas públicas, Maestro en Políticas Públicas (University of Oxford) y Maestro en Gobierno y Asuntos Públicos (UNAM). Zacatecano. moc.miguel@comunidad.unam.mx