Guatemaltecos que radican en municipios y comunidades cercanas a Chiapas, cruzan a poblaciones mexicanas para reabastecer de gas LP sus cilindros vacíos y utilizados en viviendas o negocios.
La acción la realizan al cruzar por el río Suchiate, que divide a ambas naciones, arriesgando incluso la vida por la caudalosa corriente de este afluente.
Los “chapines” atraviesan de manera ilegal a Chiapas y además de nadar contracorriente, tienen que cargar con el cilindro de metal, lo que dificulta aún más la tarea.
El tráfico de gas por el río Suchiate es una medida que cobra más fuerza, debido a que resulta más barato para los centroamericanos adquirirlo en municipios como Suchiate y Tuxtla Chico que en su país. El cambio de moneda repercute de buena forma en el bolsillo de los extranjeros, ya que el Quetzal adquiere más valor sobre el Peso mexicano al momento de realizar la conversión.
Es decir que por el llenado de un cilindro de gas de 30 kilos, los guatemaltecos desembolsan un aproximado de 249.81 quetzales (655 pesos), cuando en ese país se vende hasta en 370.00 quetzales.
Con el reajuste estipulado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), los municipios de la frontera sur de México obtienen la tabulación de 21.46 pesos el máximo por kilo y mínimo de 11.59 pesos.
Hasta antes que iniciara agosto, el precio de 30 kilos de gas alcanzó los 655 pesos, pero ahora las empresas gaseras tuvieron que regularlo con unos pesos menos en 643.00, aproximadamente. Casi 12 pesos de disminución con esta nueva regulación, que estará vigente hasta el próximo 7 de agosto y puesta en marcha desde el primer día del mes en proceso.
La venta de gas en la frontera sur depende únicamente de dos empresas, encargadas de distribuirlo en un radio de, al menos, diez municipios que comprende esta región sur. Mientras que para los chiapanecos repercute que sólo existan estas dos despachadoras de LP, a los guatemaltecos les da un beneficio por el valor de su moneda, pero requiere más que sólo dinero, ya que debe existir pericia para cruzar por la corriente del Suchiate.
Pasar por las aduanas formales, representaría un problema para cualquier ciudadano, ya que el traslado y distribución de gas LP de un país a otro está restringido.
Carlos ha sido uno de los intrépidos que se ha animado a cruzar con un cilindro de gas. Vive en la comunidad El Carmen, donde junto a su madre se dedican a la venta de comida.
“Yo cruzo con el tanque, no pesa tanto porque viene vacío, el problema es la regresada que ya me cuesta nadar más y pasarlo para el negocio, pero sale más barato”, relató.
Ante la mirada de autoridades y pobladores, la tarea peligrosa está hecha y ahora el hombre de 20 años se dirige a llenarlo, con el peligro latente de generar que explosione en cualquier momento durante su trayecto y choque constante con piedras del río.