Los narcotraficantes también tienen madre y en varias familias, el poder del matriarcado se extiende hasta los ámbitos criminales, como en el caso del Cártel de los Arellano Félix.
El Cártel de los Arellano Félix monopolizó desde 1980 las rutas del tráfico de drogas hacia Estados Unidos por más de 20 años; y eso los hizo convertirse en los narcotraficantes más poderosos de ese entonces. Sin embargo, tras de ese dominio había una mente en cada decisión del grupo criminal, el cual reposaba en la figura más importante de la sociedad mexicana: la madre.
¿Quién era la madre de los Arellano Félix?
Norma Alicia Félix Zazueta nació en el estado de Sinaloa y parte de su familia estaba ligada con el crimen organizado.
El actor más importante y reconocido de su árbol genealógico fue Miguel Ángel Félix Gallardo, a.k.a. el “Jefe de jefes”, el padrino, el “Zar de la droga” que llevó a niveles empresariales y de organización a la creación de los Cárteles, mote con el que la DEA bautizaría a dichos grupos criminales.
Alicia Félix fue madre de 10 hijos, entre ellos Ramón, Francisco y Benjamín, el primer grupo que encabezó los destinos del Cártel que dominó prácticamente durante tres décadas toda la Península de Baja California así como los estados de Durango, Sinaloa, Sonora, Nayarit, Jalisco y Coahuila.
La voz de doña Alicia era determinante
La voz de doña Alicia Félix Zazueta era una orden determinante, según citan fichas de la Fiscalía General retomadas por la revista Proceso en 2001. Doña Alicia era quien tomaba las decisiones más importantes y sus sugerencias debían ser obedecidas sin objeción.
Las decisiones de Norma Alicia Félix eran acatadas tanto por sus 10 hijos como los integrantes del Cártel de Tijuana. “Es la persona más importante de la organización Arellano Félix y quien influye enormemente en las decisiones de sus hijos", señala la revista.
La última vez que se supo sobre doña Alicia fue en 2014 cuando la organización de los Arellano Félix recuperó una mansión en Tlajomulco, Jalisco que había sido incautada por el gobierno de México en 1993 y que fue vendida en 12 millones de pesos por la madre de los narcos.
La “Narcomami” que quería ser reina del Carnaval toma el control de Tijuana
En 2002, el Cártel de Tijuana sufrió un revés en su organización con el homicidio de Ramón Arellano Félix en pleno carnaval de Mazatlán, Sinaloa, y con la captura de Benjamín Arellano Félix que fue arrestado ese mismo año y sentenciado a 25 años de prisión en Estados Unidos en 2012.
Con un Cártel de Tijuana debilitado, surgió Enedina Arellano Félix como pieza clave para que el famoso grupo criminal conocido por ser altamente peligroso por su violencia, continuara con el poder para traficar droga.
Enedina Arellano Félix fue llamada entonces como la “Narcomami” o la “Jefa” y se convirtió en la mujer más poderosa del narcotráfico.
La “Narcomami” pasó de administrar las finanzas del grupo criminal al asesorar como lavar dinero de las ganancias del narco a ser la líder de la organización transformándola en un poderoso matriarcado.
Junto con su sobrino Fernando Sánchez Arellano, dirigió al grupo delictivo que ante el control de Ismael “El Mayo” Zambada en Tijuana, los Arellano Félix comenzaron con su declive al grado de ya no ser una prioridad para la DEA.
De acuerdo con la DEA, a sus 16 años de edad Enedina Arellano buscaba ser reina del carnaval de Mazatlán; sin embargo, su familia la encaminó a ser una de las mujeres más poderosas del narcotráfico que basó su control con la disminución de la violencia.
La madre no se toca: El acuerdo entre narcotraficantes
Un acuerdo tácito entre los narcotraficantes se mantiene pese a la escalada de violencia contra las esposas e hijos de los narcos que son blanco de la guerra entre cárteles.
El no tocar a las madres mantiene a estas mujeres a salvo de la cruenta batalla entre grupos del narco. La figura de la madre forma parte de los códigos que identifican la cosmovisión de esos grupos con su forma de vestir, la música y sus símbolos religiosos que asemejan el respeto hacia la madre, personaje que representa el único valor entre los narcotraficantes, dijo alguna vez el periodista Javier Valdez Cárdenas que fue asesinado por el crimen organizado.
El lunes, uno de los últimos líderes del Cártel de Tijuana, Eduardo Arellano Félix llegó a México a pedido de la Fiscalía General de la República (FGR) para que el “Doctor” enfrente un proceso legal por delincuencia organizada y otros, una vez que el gobierno de Estados Unidos lo liberó tras cumplir ocho de los 15 años de cárcel a los que fue sentenciado.
RM