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PIENSA JOVEN

Mujeres indígenas, una lucha histórica en un contexto de segregación y racismo

Son excluidas y oprimidas por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres

NACIONAL

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mujer indígena.Créditos: Foto: Andrea Murcia /CUARTOSCURO.COM

Las mujeres indígenas no solo tienen dos medios de presión hacia su condición, el ser mujer y el pertenecer a una población diferente que la dominante, a eso se suma también su condición de clase, ubicada mayoritariamente en la pobreza. Lo que se traduce así: son excluidas y oprimidas por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres.

Las comunidades indígenas en México forman parte de los sectores con más altos índices de pobreza y son uno de los más desfavorecidos de nuestra sociedad; con frecuencia, su nivel de vida está por debajo del promedio nacional, así como de los mínimos de bienestar estipulados internacionalmente. La misma precariedad de las condiciones de vida afecta de manera diferencial a las distintas culturas a las que pertenecen estos pueblos indígenas. El tema de inequidad de etnia se agrava cuando comprendemos que estas mujeres también sufren inequidad de género; las mujeres indígenas han sido víctimas de abuso desde la colonización europea y posteriormente con su anexión predeterminada (por no llamarla forzada), a los estados nacionales. En nuestro país existen 68 pueblos indígenas, la población indígena es de poco más de 16 millones de personas, lo que representa un total de 15.1% de la población, de las cuales 52% de esta, son mujeres, de acuerdo con cifras del INMUJERES (2020). 

El racismo, la pobreza, el casi nulo acceso a la educación y la desnutrición son algunas de las tantas problemáticas que podríamos mencionar. Asimismo, el nivel educativo de las mujeres indígenas es menor que el de los hombres, el 67% de ellas son parte de la población no alfabetizada. La segregación contra las mujeres indígenas incide no solo en acceder a espacios laborales, sino que también limita sus conocimientos prácticos y jurídicos sobre derechos humanos, como si éstos no fuesen derechos fundamentales de cualquier mujer. 

Discriminación histórica

En México, las mujeres indígenas suelen enfrentar formas diversas y sucesivas de discriminación histórica que se combinan y se superponen, y que, de manera estructural, ha minimizado a los pueblos originarios. Estas mujeres quedan en mayor desventaja pues son ellas las que sufren la desigualdad y la pobreza que lleva consigo el sistema patriarcal y racista. Exponiéndolas a violaciones de derechos humanos en todos los aspectos de su vida cotidiana: desde sus derechos civiles y políticos, sus derechos económicos, sociales y culturales, su derecho a vivir sin violencia, y hasta su derecho de acceder a la justicia. 

Es por tanto que se propone adoptar una perspectiva interseccional para poder entender todo este particular enfoque. Esta perspectiva no considera las múltiples formas de discriminación de manera independiente, sino traduce el entendimiento de cómo se intersectan y crean una forma distinta o única de opresión que se distingue de cada forma de discriminación individualizada. Con fin de encontrar y entender un escenario más realista en donde todas las formas de inequidad de género y racismo no se vivan de manera aislada, sino que, por el contrario, se entienda que las múltiples formas de opresión suelen superponerse al mismo tiempo y generan sistemas complejos de marginalización.

Esta perspectiva interseccional también permite tomar en cuenta contextos históricos, sociales y políticos, y reconocer la unicidad de la experiencia resultante de la intersección de los motivos de discriminación y racismo. Con esto podemos entender que los grupos indígenas experimentan una superposición de discriminaciones resultante de exclusiones históricas basadas en la raza, edad, género, etc., que en conjunto sería imposible o inadecuado categorizarlo tan solo como un problema. La perspectiva interseccional resulta una herramienta de particular utilidad para el estudio de estas múltiples presiones vividas por mujeres indígenas.

Fue en 1989 cuando la estadounidense Kimberlé Williams, especializada en el campo de la teoría critica de la raza, propuso este concepto de interseccionalidad, ella lo define como “el fenómeno por el cual cada individuo sufre opresión u ostenta privilegio en base a su pertenencia a múltiples categorías sociales”.  

Este racismo no está propagado solamente de manera particular de la población dominante hacia las mujeres indígenas, sino que dentro de sus mismas comunidades también se exacerban estos comportamientos racistas y misóginos. Las relaciones de género en estas comunidades están basadas por un lado en el comportamiento culturalmente adecuado e identificado para cada sexo; una construcción simbólica y material como lo son “usos y costumbres", de los cuales se  ha estipulado históricamente un “deber ser” para hombres y mujeres, es decir un modelo de la feminidad y un modelo de la figura masculina, aunque cabe resaltar que hoy en día se ha visto modificados estos conceptos debido a las dinámicas álgidas y cambiantes a las que se han expuesto las comunidades originarias en México; pero a su vez existe una apropiación de comportamientos impuestos por las sociedades llamadas hegemónicas, de las cuales deriva el uso de la  posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres. 

¿Sistema de injusticias?

La violencia de género en estas comunidades se naturaliza, legitima y se construye como algo socialmente aceptable, normal y necesario; exponiendo únicamente una forma de extracción de beneficios económicos, políticos y sociales que favorece el sistema de injusticias. Aunque los sistemas normativos indígenas están reconocidos constitucionalmente, en la práctica, el Estado Mexicano invisibiliza su importancia y contribución en la resolución de conflictos. 

Aunque desde la colonización estas mujeres han sido sujeto de racismo y de violaciones a derechos humanos, no deben ser percibidas solamente como víctimas. Pues han desempeñado un papel decisivo en la lucha por la autodeterminación de sus pueblos y sus derechos como mujeres, son conocidas como avales de la cultura, además de que juegan un papel fundamental en los roles familiares, sus comunidades, sus países.

En años recientes se ha visto la participación de las mujeres de manera más activa, algo que no se había visualizado hace 40 años. Las mujeres indígenas siempre han sido parte de las luchas de sus pueblos, ya sea a nivel nacional o internacional. A partir de 1982 en Ginebra, Suiza estas mujeres llegaron a la ONU con el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas, hasta la actualidad donde concebimos al Foro Permanente de la ONU sobre Cuestiones Indígenas en donde estas mujeres participan en gran número y tienen una fuerte voz.

mgm