FUGA DE CEREBROS

Día de la Revolución Mexicana: ¿Por qué los militares obedecen al presidente?

Durante la Revolución Mexicana, se subordinó al poder militar, lo que significó que, por primera vez en la historia, la política se decretara en las urnas y no a través de las armas.

NACIONAL

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La subordinación del ejército, el camino hacia la democracia Foto: SEDENACréditos: SEDENA

Hoy 20 de noviembre conmemoramos 111 años del inicio de la Revolución Mexicana. Si bien este proceso es fundamental para comprender nuestro actual sistema político, herencia del presidencialismo y la hegemonía del partido único, poco se habla del proceso democratizador que transformaron a nuestras Fuerzas Armadas.

La idea, parece simple: la Revolución Mexicana subordinó el poder militar. Explicarla, no lo es tanto. Para comenzar, es necesario puntualizar que desde que México se independizó uno de los mayores retos para establecer un proyecto de nación fue justamente el poder militar.

No era como lo conocemos actualmente, se basaba en un sistema de caciques y caudillos militares; no en instituciones. No eran profesionales; se formaban como “troperos” bajo experiencia. Tenían alcances regionales y locales; casi nunca nacional. Y no respondía a lealtades institucionales, sino a lealtades personales.

Coloquialmente, se dice que el siglo XIX en México fue la época de los caciques y caudillos, caracterizada, por la inestabilidad generalizada por los constantes levantamientos políticos y enfrentamientos armados. Desde estados que intentaron independizarse como Jalisco (1823), Texas (1835) o Yucatán (1841) -por mencionar algunos-, hasta rebeliones militares como la de Tuxtepec (1876) que llevaron a Porfirio Díaz a la presidencia por medio de las armas. Esto, sin mencionar las constantes amenazas e invasiones de potencias extranjeras.

Así, el Estado Mexicano no pudo formar un ejército nacional y profesional que le diera sustento y garantizara su permanencia. Si a través de las armas se obtenía el poder político, como consecuencia, el sistema democrático y el poder civil quedaban en segundo plano. Por ello, es tan importante la Revolución Mexicana.

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Revolución: Un cambio para el ejército mexicano y la democracia

Justamente, hoy que nos encontramos en medio del debate público respecto a la militarización del país, es necesario recordar el proceso democratizador que profesionalizó e institucionalizó a las Fuerzas Armadas. Es decir, el proceso por el cual los militares se volvieron leales al Estado y no leales por afinidad personal o política. Que no importara quién estuviera en la silla presidencial, obedecerían, por ley, a su comandante supremo.

Tras el triunfo de la Batalla de Zacatecas (1914) contra Victoriano Huerta, las facciones revolucionarias retomaron el proceso de institucionalización para controlar al masivo ejército constitucionalista, cuyos miembros, de un día a otro, se convirtieron en potenciales enemigos. El intento más relevante fue el iniciado por Joaquín Amaro en 1923. No obstante, no pudo concretarlo precisamente por el alto nivel de politización de los generales y los levantamientos armados continuaron. 

Tomó diez años retomarlo. Fue hasta que Lázaro Cárdenas asumió la Secretaría de Guerra y Marina que este proceso se completó con la creación de la Intendencia y la Inspección General del Ejército en 1933. Las consecuencias fueron un parteaguas en la historia nacional: años después cuando Cárdenas era presidente, venció a Plutarco Elías Calles -último caudillo de la Revolución Mexicana y fundador del PNR- por ser el presidente constitucional y no un caudillo más de la Revolución.

Al término de su presidencia Cárdenas hizo una renovación total dentro del Ejército: de los 350 generales, 91 fueron destituidos. También, ascendieron a una nueva generación de militares profesionales de carrera que, en su mayoría, fueron egresados del Colegio Militar y no habían ganado su asenso por méritos políticos: 44% de los generales de división, 35% de los de brigada, 30% de los brigadiers y el 23% de los coroneles.

Por ello, nuestras fuerzas armadas pasaron por un proceso histórico diferente a las de otras naciones latinoamericanas. Mientras que en la mayoría de esas naciones se dieron trágicas dictaduras militares en la segunda mitad del siglo XX, en México, las fuerzas armadas se mantuvieron subordinadas y leales al Estado. No existieron más cuartelazos y rebeliones: se terminó la militarización de la política, iniciada desde el siglo XIX. 

La Revolución Mexicana no sólo transformó el sistema político mexicano y dio los primeros pasos hacia la democracia; también, democratizó y civilizó (del ámbito civil) a las fuerzas armadas garantizando que nuestras decisiones políticas, por primera vez en la historia, se resolvieran en las urnas y no, a través de las armas.
 

Por: Daniel C. Santander. Historiador y Maestro en Estrategia y Seguridad Aplicadas. Profesor de la UNAM y la Universidad Anáhuac. Twitter @dc_santander. Con esta entrega, celebramos un año de “Fuga de Cerebros” en el Heraldo de México.