Las tormentas tropicales, como Eta, Gamma o Zeta, que recientemente provocaron inundaciones en el sur del país, son un aliciente para detonar los contagios de COVID-19.
De acuerdo con un reporte de la ONU, el vapor que dejan los fenómenos naturales crea las condiciones adecuadas para que el virus sobreviva por más tiempo y genere más contagios, lo que puede repercutir en la reactivación económica de estados afectados como Tabasco, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Yucatán y Campeche.
El estudio señala que un clima con humedad alta favorece que las gotitas que se expulsan al hablar o toser tengan una mayor movilidad, además de permitir que éstas permanezcan en el aire.
Para el neumólogo del IMSS, Hugo Bustillos, la premisa se puede comprobar cada mayo o noviembre, cuando comienzan los picos de padecimientos respiratorios por la época de lluvias y humedad.
“Enfermedades como gripe o influenza tienden a aumentar en temporadas así, principalmente cuando se combinan frío y lluvias pues se sabe que este clima es ideal para que un virus sobreviva”, dijo.
En tanto, Antonio Soto, de Protección Civil de Tabasco, señaló que las inundaciones que provocan estos fenómenos también aumentan la probabilidad de contraer dengue, pues los cúmulos de agua repercuten en proliferación de vectores. “Se han dado casos de coronadengue y se busca evitar con la limpieza de los sitios inundados, pero naturalmente no se pueden hacer si las lluvias son constantes”, afirmó.
Advirtió que entre las nuevas estrategias para ayudar a los afectados durante un ciclón y al mismo tiempo evitar los contagios de COVID-19 está la apertura de más albergues y la sanitización de dichos espacios.
Sin embargo, señaló que a pesar de que el anuncio de desalojar sus hogares se hace anticipadamente, muchas personas no ven necesario el uso de cubrebocas o caretas durante su estancia en refugios, por lo que pidió a la sociedad mostrar compromiso con la pandemia.
Por Frida Valencia