Roma ha dado un paso sin precedentes para regular la actividad turística al anunciar que cobrará dos euros (más de 40 pesos mexicanos) a los turistas que deseen acercarse a la Fontana di Trevi, uno de los sitios más visitados en la capital de Italia, y en el que se han vuelto comunes las aglomeraciones.
La medida, que ha generado un intenso debate, busca regular el flujo de visitantes y proteger este emblemático monumento del barroco romano, aunque para los romanos seguirá siendo gratuito acceder a ella.
Sigue leyendo:
Suecia pagará hasta 34 mil dólares a los inmigrantes que deseen regresar a su país de origen
La fuente recibe hasta a 12 mil turistas cada día
El concejal de Turismo de Roma, Alessandro Onorato, justificó la decisión señalando que la Fontana di Trevi, mucho más popular que otras fuentes de Roma debido a su aparición en la célebre película La Dolce Vita, se ha convertido en un punto de atracción masiva, con hasta 12,000 visitantes diarios. Esta afluencia ha generado problemas como aglomeraciones, vandalismo y falta de respeto al monumento.
"Queremos garantizar una experiencia única y serena a todos los visitantes", afirmó Onorato. La entrada a la imponente fuente barroca integrada en la fachada del renacentista Palazzo Poli se regulará a través de un punto de acceso y otro de salida, por lo que aunque se podrá seguir observando desde lejos, se tendrá que pagar para observarla desde cerca y arrojar una moneda.
El costo de dos euros se invertirá para contratar personal para informar y cuidar del monumento, y destinar parte de los ingresos a su conservación. Se estima que anualmente los turistas arrojan alrededor de un millón de euros a la fuente, dinero que se dona a la organización humanitaria Cáritas.
Visitantes, a favor de pagar para tener una mejor vista
La medida ha sido recibida de manera dispar. Los turistas extranjeros se muestran dispuestos a pagar por la experiencia, debido a que actualmente es casi imposible admirar la fuente sin la presencia de grandes aglomeraciones.
"Pagaría si así tuviera el privilegio de verla mejor, ahora es casi imposible conseguir una buena vista", señaló una turista de Países Bajos, citada por la agencia EFE.
En contraste, turistas de otras regiones italianas ven la medida exagerada: "quien visita Roma tiene el derecho a ver la Fontana di Trevi sin tener que pagar", "ya han puesto muchos lugares de pago en Roma, me parece excesivo", son algunas de las opiniones.
Esta iniciativa se enmarca en una estrategia más amplia de la ciudad de Roma para hacer frente a los desafíos del turismo masivo. El Ayuntamiento también está considerando reducir el número de alquileres turísticos y promover un turismo más sostenible y respetuoso con el patrimonio cultural y los residentes.
La decisión de cobrar por visitar la Fontana di Trevi marca un antes y un después en la gestión del turismo en Roma. La medida, aunque controvertida, refleja la necesidad de encontrar un equilibrio entre la preservación del patrimonio cultural y el desarrollo económico.