Christine Dawood contó que tres meses antes de la inmersión del submarino Titán, el CEO de OceanGate, Stockton Rush viajó a Londres a visitar a la familia Dawood para convencer a Shahzada y Suleman de que el viaje de exploración en el fondo del Atlántico Norte para ver los vestigios del Titanic era completamente seguro.
El CEO les aseguró que bajar a 3 mil 800 metros en el fondo el mar desde su sumergible era “más seguro que cruzar la calle” tras pagar 250 mil dólares por persona. El día llegó y Christine aún recuerda cuando su esposo y su hijo se despidieron antes de que cerraran la escotilla sin imaginar que jamás volvería a verlos.
¿Cómo fueron los últimos momentos con vida de los tripulantes?
La viuda reveló cómo fueron los últimos instantes con vida de su familia antes y después de haber entrado al Titán antes de que fueran víctima de la implosión que sufrió la nave que no pudo soportar la fuerte presión del mar, aunado a las fallas que presentaba el submarino desde su construcción que incluso un trabajador de la empresa señaló y por ello fue despedido.
A los tripulantes del Titán se les indicó que durante el viaje ya en el Titán deberían usar calcetines gruesos y un gorro, ya que en las profundidades del mar podría hacer un fuerte frío dado que los rayos del sol no llegan a esa distancia. Asimismo, pidieron a los pasajeros que en un día previo al viaje, deberían seguir una “dieta baja en residuos” ya que el Titán solo tenía una especie de baño portátil detrás de una cortina.
Shahzada y Suleman Dawood no iban a llegar al viaje
El plan trazado para Shahzada Dawood era llegar a Toronto, Canadá para después viajar a St. John’s para unirse a la expedición; sin embargo, ese vuelo a última hora fue cancelado, por lo que el empresario de Pakistán y su hijo pudieron no haber llegado a la cita, recordó Christine en entrevista con The New York Times.
Pero pese a ese contratiempo con el vuelo de Toronto a a St. John’s, Shahzada y Suleman Dawood consiguieron un vuelo para el día siguiente y así lograron llegar a la misión para ver los restos del Titanic que lleva 111 años bajo el mar. "Ojalá hubieran cancelado ese vuelo también", afirmó Christine.
El 18 de julio a las 8:00 de la mañana (hora local), el submarino Titán comenzó su inmersión en el Atlántico Norte y tan solo una hora y 45 minutos después, a las 9:45 de la mañana, el sumergible perdió toda comunicación con la nave nodriza. En ese momento, las labores de búsqueda de la Guardia Costera de Estados Unidos que ya buscaba la nave, escuchó la implosión del Titán, pero aún sin saber que se trataba de ello.
Antes de la implosión, los tripulantes estaban ya en una oscuridad completa para conservar energía dentro del sumergible, mientras tanto habían llegado a la zona donde habitan criaturas marinas bioluminiscentes en las profundidades del océano.
Además escuchaban música descargada desde sus teléfonos móviles, pero fueron advertidos para que no reprodujeran nada de música country, ya que el piloto del submarino odiaba este estilo musical, indicó Christine. Instantes después, los cuerpos de los tripulantes estallaron al comprimirse con la implosión y murieron más rápido que un parpadeo humano.
RMG